/ miércoles 17 de enero de 2018

Vicisitudes, quebrantos y naufragios de un candidato independiente

Tengo un amigo que dice que su primo estaba muycontento y optimista de que se estrenaba por fin en Comitán laposibilidad de ser candidato independiente a la alcaldía. Podríaejercer sus derechos políticos y participar en una contiendaelectoral sin necesidad de pertenecer ni representar a ningúnpartido político, con los cuales no comulga puesto que a todasluces queda claro que son un negocio familiar o una reducida peromuy jugosa empresa privada con fachada de instituto político. Ladesconfianza popular es cada vez mayor contra ellos.

Está de más disertar sobre la desconfianza absolutade la sociedad hacia los partidos, hacia las alianzas de partidosahora –le explicaba el primo a mi amigo- con sobradas razones yvariados argumentos casi imposibles de rebatir. Fui muchas vecestestigo de esas interminables conversaciones, como lo fui de laocasión muy reciente en que le narró los sucesos que acontinuación transcribo:

Estuve muy al tanto de la publicación de laconvocatoria del instituto electoral estatal para participar comocandidato ciudadano a alcalde. Por supuesto que ya habíamos realizado una previa campaña de conseguir respaldo entre muchosgrupos. Tanto de profesionistas, como de empresarios,transportistas, magisterio, amigos del sector al que pertenezco,etc.

El lugar apropiado para buscar la información paraparticipar era la página electrónica del instituto electoralestatal. Una página caduca, según pude constatar –esto implicapor supuesto a los documentos y falta de información en general-.Tomé la decisión de visitar al presidente del Consejo Municipal.Un joven imberbe que denotó de inmediato desconocer totalmente loslineamientos de la competición, qué de menos la legislaciónelectoral. A cada pregunta mía respondía apoyando la mirada ybuscando en sus respuestas la anuencia de la secretaria técnicaque lo acompaña en la oficina.

Para esto, la dirección de la oficina ni de ningunadel Estado –Consejos municipales en los 122 municipios existentesen el Estado- aparecía en la página web. Me di a la tarea dellamar al IEPC en los teléfonos de contacto que encontré en lapágina web. Durante dos días estuve llamando a los conmutadoressin que nadie respondiera. Por lo tanto busqué el teléfono de laoficina del Consejero Presidente, me contestó la secretaria y merespondió que a ella no le correspondía dar esa información. Ladirección del Consejo Municipal en Comitán. Me colgó elteléfono. Volví a llamar. Aduje que sabía perfectamente queestaba llamando al (961) 26 400 20 ext. 1402,  oficina delConsejero Oswaldo Chacón, presidente consejero. Que si no me dabala información solicitada –puesto que nadie más contestaba nihabía dónde otro conseguirla- me quejaría a las instanciassuperiores no de ella, sino de su jefe. Sólo así accedió aatenderme y pasarme con otra persona que demoró más de media horaen tomar la llamada. Muy atento él, me estaba enviando a lasoficinas distritales, –escuchaba yo sin creerlo, que el primo lecontaba a mi amigo- a la 30 a. calle sur oriente. No, le dije,busco las municipales (imagino que el lector se preguntará consospecha el porqué de tantas direcciones diferentes para lasoficinas de un mismo instituto? Vaya usted a saber. La táctica dellaberinto para confundir y complicar, me atrevo a proponer). Perobueno, sigamos con la narración del primo de mi amigo:

Por fin me dieron la dirección 3ª. Calle SurOriente no. 45. Ya sé, queda por El Terrazo, donde durante muchasdécadas se instaló una casilla electoral –todos los del barrioacudimos a ella durante muchas ocasiones-. En la direcciónseñalada no están las oficinas del iepc que buscaba con tantodenuedo; se encuentra un hotel-posada en un edificio de recienteconstrucción o remodelación cuyo nombre, muy localista yseguramente ecologista, tiene que ver con el dios solar maya Bolom,que en nuestro actual español se traduce como jaguar. Qué bueno,me dije, que se anden rescatando los valores selváticos, es decir,la ley de la selva….pero como lo que yo andaba buscando laoficina del IEPC no reparé en nimiedades, aunque acumuladasconforman montañas. Pues jamás estuvo la mentada oficina –aestas alturas ya la había mencionado tanto que tomabaefectivamente forma de mentada-, sino que la localicé gracias a undestello de suma flexibilidad de mi mente, a la vuelta de la calle,sobre la avenida, en el patio de la mencionada posada delBalam.

Pues ahí me encontré algunos días antes del cierredel plazo para mi registro, preguntando al responsable de laoficina colocado ahí por alguien que sospecho conocer –no sevaya tomar esto como una denuncia que implica un “complot”, no,es simple ejercicio de la pluma  (aquí habló quien esto escribe,no el primo de mi amigo, quien es el verdadero protagonista de estahistoria de comedia y enredos)-. Entre las preguntas que hice aAlberto Carlos, que así se llama el bisoño árbitro de lacontienda electoral local –¿los buscan así para que acepten esocomo una chamba más y los dictados de quienes los contratan en vezde respetar la ley electoral?, sólo es pregunta, --mía no delprimo- fue que si en el requisito de presentar una A.C. queauspicie al candidato de marras aparezcan los tres individuos quedeben presentarse: candidato, representante legal y representantefinanciero. “Con uno que aparezca, es suficiente”, merepondió.

Perfecto, aparece nuestro representante legal.Perfecto. Superado el obstáculo. Ya ni discutir aquello de que elinstituto electoral exige la existencia de una A.C. cuando toda lavida, los notarios, se han encargado de introducir una cláusulaque elimina cualquier posibilidad de participar en política a lasasociaciones civiles. Sin duda fue un candado muy bien meditado porlos institutos electorales del país, me dije. Pero ya, pruebasuperada.

Craso error de mi parte. Confiarme. Cuando nospresentamos a realizar el prerregistro, resulta que siempre no. Queel candidato debía ser parte de la A.C. No bastaba con elrepresentante legal. Como ya habíamos realizado un arduo trabajoen grupo para formular la plataforma electoral y proponer todo unproyecto de trabajo que consideramos bien razonado, factible ybenéfico para Comitán, por lo cual no había que perder laoportunidad de participar políticamente y yo estaba finalmentedescartado de acuerdo con quien ya nos había dado luz verde parahacerlo, porque según él los requisitos estaban cubiertos,decidí proponerle a mi representante legal –quien había sidopor supuesto parte fundamental en los trabajos de organización yreflexión- un enroque, es decir, ya que él sí aparecía en elacta constitutiva de la A.C., que fuese el candidato. Demoróalgunos minutos en decidirse, no es una decisión fácil, implicadecisiones transcendentales, inclusive de orden familiar yproyectos de vida en lo inmediato. Pero congruente con nuestroproyecto, aceptó. Y Así le dimos de alta como candidatoindependiente.

Parecía que todo iba viento en popa. Alberto Carlos,el consejero municipal, recibió la documentación, dio su anuenciay procedimos con el registro. Continuamos con nuestra labor deseguir trabajando con el proyecto político, pero ciudadano, deconstruir un mejor Comitán a través de una plataforma política.Consideramos nocivas las reelecciones y la búsqueda de nuevamenteel cargo por parte de quienes ya fueron alcaldes y pretendenregresar. Había que ponerles un contrapeso a sus desmedidasambiciones y, sobre todo, despertar la conciencia de laciudadanía, crear confianza en ella, e invitarla a sufragar y aparticipar en las decisiones comunes del municipio. Un verdaderoejercicio democrático, sin compromisos políticos con los gruposque de por sí han gobernado y mal a Comitán. Esa es la propuestadel primo, según le dijo a mi amigo.

Mañana es la confirmación de que la documentacióny los requisitos están en regla. De ninguna manera el consejeromunicipal puede decidir eso. Lo envía a la capital del estado paraque allá seguramente una junta de notables decida. Entonces, ¿dequé sirve que haya aquí un presidente consejero municipal delIEPC? ¿Se trata de un individuo sin capacidad de decisión, unpeón de otros intereses? ¿Infiltrado, con la anuencia d elasautoridades, de ciertos intereses políticos partidistas que tienenuna muy bien organizada estructura en todo el estado y que incluyelos consejos electorales? Parecería una novela de suspenso –deterror respondería mi amigo a su primo-, con una trama muy bienpensada y caramente comprada sin duda, con los millones de pesosesquilmados al pueblo.

Bueno, en fin. Que todo transcurra. Pero con lo queno contábamos, es que “dice mi mamá que siempre no”.  Unanotificación firmada por Alberto Carlos que dice: “…en unplazo de 48 horas contadas a partir de la notificación delpresente, se sirva entregar lo siguiente…” y –dice el primo-se requiere que los tres personajes que presentamos, candidato,representante legal y financiero, deben estar en la A.C. Así quede nada sirvió consultar este tema en particular al consejeromunicipal, de nada sirvió hacer el enroque, formular todo elproyecto de trabajo, la plataforma electoral, y los buenos deseosde participar limpiamente en un proceso electoral local. Ahora elreto es cumplir –subidos ya en el patíbulo-, tratar de cumplircon este requisito perentorio ó, cosa que no haremos –insisto,dice el primo- ver la manera de torcer la ley y tomarle el pelo ala legislación y sus representantes. Lo que sí nos llega es unadesesperanza ante las trampas y celadas que el sistema impone aquienes pretenden no entrar a su juego partidista.

¿Ya viste? –le dice mi amigo a su primo empecinadoen hacer valer sus derechos políticos-, te dije que no te metásen mudencadas, el poder es el poder y no es fácil doblegarlo.

¿Y entonces? , ai que se lo coma el cuch –alcanzoa escuchar que le responde el primo a mi amigo antes de retirarmecaminando sobre la banqueta de una memoriosa calle de Comitán,envuelto en el frio insoportable que estamos padeciendo este eneroy las sonoras campanadas que llaman a misa al anochecer. “No tesalgás del redil hijito”, recordé que nos decían aquellasviejitas, tías abuelas nuestras.

entretejas1@hotmail.com

Tengo un amigo que dice que su primo estaba muycontento y optimista de que se estrenaba por fin en Comitán laposibilidad de ser candidato independiente a la alcaldía. Podríaejercer sus derechos políticos y participar en una contiendaelectoral sin necesidad de pertenecer ni representar a ningúnpartido político, con los cuales no comulga puesto que a todasluces queda claro que son un negocio familiar o una reducida peromuy jugosa empresa privada con fachada de instituto político. Ladesconfianza popular es cada vez mayor contra ellos.

Está de más disertar sobre la desconfianza absolutade la sociedad hacia los partidos, hacia las alianzas de partidosahora –le explicaba el primo a mi amigo- con sobradas razones yvariados argumentos casi imposibles de rebatir. Fui muchas vecestestigo de esas interminables conversaciones, como lo fui de laocasión muy reciente en que le narró los sucesos que acontinuación transcribo:

Estuve muy al tanto de la publicación de laconvocatoria del instituto electoral estatal para participar comocandidato ciudadano a alcalde. Por supuesto que ya habíamos realizado una previa campaña de conseguir respaldo entre muchosgrupos. Tanto de profesionistas, como de empresarios,transportistas, magisterio, amigos del sector al que pertenezco,etc.

El lugar apropiado para buscar la información paraparticipar era la página electrónica del instituto electoralestatal. Una página caduca, según pude constatar –esto implicapor supuesto a los documentos y falta de información en general-.Tomé la decisión de visitar al presidente del Consejo Municipal.Un joven imberbe que denotó de inmediato desconocer totalmente loslineamientos de la competición, qué de menos la legislaciónelectoral. A cada pregunta mía respondía apoyando la mirada ybuscando en sus respuestas la anuencia de la secretaria técnicaque lo acompaña en la oficina.

Para esto, la dirección de la oficina ni de ningunadel Estado –Consejos municipales en los 122 municipios existentesen el Estado- aparecía en la página web. Me di a la tarea dellamar al IEPC en los teléfonos de contacto que encontré en lapágina web. Durante dos días estuve llamando a los conmutadoressin que nadie respondiera. Por lo tanto busqué el teléfono de laoficina del Consejero Presidente, me contestó la secretaria y merespondió que a ella no le correspondía dar esa información. Ladirección del Consejo Municipal en Comitán. Me colgó elteléfono. Volví a llamar. Aduje que sabía perfectamente queestaba llamando al (961) 26 400 20 ext. 1402,  oficina delConsejero Oswaldo Chacón, presidente consejero. Que si no me dabala información solicitada –puesto que nadie más contestaba nihabía dónde otro conseguirla- me quejaría a las instanciassuperiores no de ella, sino de su jefe. Sólo así accedió aatenderme y pasarme con otra persona que demoró más de media horaen tomar la llamada. Muy atento él, me estaba enviando a lasoficinas distritales, –escuchaba yo sin creerlo, que el primo lecontaba a mi amigo- a la 30 a. calle sur oriente. No, le dije,busco las municipales (imagino que el lector se preguntará consospecha el porqué de tantas direcciones diferentes para lasoficinas de un mismo instituto? Vaya usted a saber. La táctica dellaberinto para confundir y complicar, me atrevo a proponer). Perobueno, sigamos con la narración del primo de mi amigo:

Por fin me dieron la dirección 3ª. Calle SurOriente no. 45. Ya sé, queda por El Terrazo, donde durante muchasdécadas se instaló una casilla electoral –todos los del barrioacudimos a ella durante muchas ocasiones-. En la direcciónseñalada no están las oficinas del iepc que buscaba con tantodenuedo; se encuentra un hotel-posada en un edificio de recienteconstrucción o remodelación cuyo nombre, muy localista yseguramente ecologista, tiene que ver con el dios solar maya Bolom,que en nuestro actual español se traduce como jaguar. Qué bueno,me dije, que se anden rescatando los valores selváticos, es decir,la ley de la selva….pero como lo que yo andaba buscando laoficina del IEPC no reparé en nimiedades, aunque acumuladasconforman montañas. Pues jamás estuvo la mentada oficina –aestas alturas ya la había mencionado tanto que tomabaefectivamente forma de mentada-, sino que la localicé gracias a undestello de suma flexibilidad de mi mente, a la vuelta de la calle,sobre la avenida, en el patio de la mencionada posada delBalam.

Pues ahí me encontré algunos días antes del cierredel plazo para mi registro, preguntando al responsable de laoficina colocado ahí por alguien que sospecho conocer –no sevaya tomar esto como una denuncia que implica un “complot”, no,es simple ejercicio de la pluma  (aquí habló quien esto escribe,no el primo de mi amigo, quien es el verdadero protagonista de estahistoria de comedia y enredos)-. Entre las preguntas que hice aAlberto Carlos, que así se llama el bisoño árbitro de lacontienda electoral local –¿los buscan así para que acepten esocomo una chamba más y los dictados de quienes los contratan en vezde respetar la ley electoral?, sólo es pregunta, --mía no delprimo- fue que si en el requisito de presentar una A.C. queauspicie al candidato de marras aparezcan los tres individuos quedeben presentarse: candidato, representante legal y representantefinanciero. “Con uno que aparezca, es suficiente”, merepondió.

Perfecto, aparece nuestro representante legal.Perfecto. Superado el obstáculo. Ya ni discutir aquello de que elinstituto electoral exige la existencia de una A.C. cuando toda lavida, los notarios, se han encargado de introducir una cláusulaque elimina cualquier posibilidad de participar en política a lasasociaciones civiles. Sin duda fue un candado muy bien meditado porlos institutos electorales del país, me dije. Pero ya, pruebasuperada.

Craso error de mi parte. Confiarme. Cuando nospresentamos a realizar el prerregistro, resulta que siempre no. Queel candidato debía ser parte de la A.C. No bastaba con elrepresentante legal. Como ya habíamos realizado un arduo trabajoen grupo para formular la plataforma electoral y proponer todo unproyecto de trabajo que consideramos bien razonado, factible ybenéfico para Comitán, por lo cual no había que perder laoportunidad de participar políticamente y yo estaba finalmentedescartado de acuerdo con quien ya nos había dado luz verde parahacerlo, porque según él los requisitos estaban cubiertos,decidí proponerle a mi representante legal –quien había sidopor supuesto parte fundamental en los trabajos de organización yreflexión- un enroque, es decir, ya que él sí aparecía en elacta constitutiva de la A.C., que fuese el candidato. Demoróalgunos minutos en decidirse, no es una decisión fácil, implicadecisiones transcendentales, inclusive de orden familiar yproyectos de vida en lo inmediato. Pero congruente con nuestroproyecto, aceptó. Y Así le dimos de alta como candidatoindependiente.

Parecía que todo iba viento en popa. Alberto Carlos,el consejero municipal, recibió la documentación, dio su anuenciay procedimos con el registro. Continuamos con nuestra labor deseguir trabajando con el proyecto político, pero ciudadano, deconstruir un mejor Comitán a través de una plataforma política.Consideramos nocivas las reelecciones y la búsqueda de nuevamenteel cargo por parte de quienes ya fueron alcaldes y pretendenregresar. Había que ponerles un contrapeso a sus desmedidasambiciones y, sobre todo, despertar la conciencia de laciudadanía, crear confianza en ella, e invitarla a sufragar y aparticipar en las decisiones comunes del municipio. Un verdaderoejercicio democrático, sin compromisos políticos con los gruposque de por sí han gobernado y mal a Comitán. Esa es la propuestadel primo, según le dijo a mi amigo.

Mañana es la confirmación de que la documentacióny los requisitos están en regla. De ninguna manera el consejeromunicipal puede decidir eso. Lo envía a la capital del estado paraque allá seguramente una junta de notables decida. Entonces, ¿dequé sirve que haya aquí un presidente consejero municipal delIEPC? ¿Se trata de un individuo sin capacidad de decisión, unpeón de otros intereses? ¿Infiltrado, con la anuencia d elasautoridades, de ciertos intereses políticos partidistas que tienenuna muy bien organizada estructura en todo el estado y que incluyelos consejos electorales? Parecería una novela de suspenso –deterror respondería mi amigo a su primo-, con una trama muy bienpensada y caramente comprada sin duda, con los millones de pesosesquilmados al pueblo.

Bueno, en fin. Que todo transcurra. Pero con lo queno contábamos, es que “dice mi mamá que siempre no”.  Unanotificación firmada por Alberto Carlos que dice: “…en unplazo de 48 horas contadas a partir de la notificación delpresente, se sirva entregar lo siguiente…” y –dice el primo-se requiere que los tres personajes que presentamos, candidato,representante legal y financiero, deben estar en la A.C. Así quede nada sirvió consultar este tema en particular al consejeromunicipal, de nada sirvió hacer el enroque, formular todo elproyecto de trabajo, la plataforma electoral, y los buenos deseosde participar limpiamente en un proceso electoral local. Ahora elreto es cumplir –subidos ya en el patíbulo-, tratar de cumplircon este requisito perentorio ó, cosa que no haremos –insisto,dice el primo- ver la manera de torcer la ley y tomarle el pelo ala legislación y sus representantes. Lo que sí nos llega es unadesesperanza ante las trampas y celadas que el sistema impone aquienes pretenden no entrar a su juego partidista.

¿Ya viste? –le dice mi amigo a su primo empecinadoen hacer valer sus derechos políticos-, te dije que no te metásen mudencadas, el poder es el poder y no es fácil doblegarlo.

¿Y entonces? , ai que se lo coma el cuch –alcanzoa escuchar que le responde el primo a mi amigo antes de retirarmecaminando sobre la banqueta de una memoriosa calle de Comitán,envuelto en el frio insoportable que estamos padeciendo este eneroy las sonoras campanadas que llaman a misa al anochecer. “No tesalgás del redil hijito”, recordé que nos decían aquellasviejitas, tías abuelas nuestras.

entretejas1@hotmail.com

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