“Poemas sobre el movimiento estudiantil de1968”, fue una selección de poemas que Marco Antonio Camposentregó a la Editorial Pueblo Nuevo, y apareció en 1980. En 1986la UNAM edito “Poemas y narraciones sobre el movimientoestudiantil de 1968”, a cargo de Marco Antonio Campos y AlejandroToledo. Reúne la primera edición cuatro cantos tristes de laConquista: “Se ha perdido el mundo Mexicatil”, “Los últimosdías del sitio de Tenochtitlan”, “La ruina de tenochcas ytlatelolcas” y “La prisión de Cuauhtémoc”. Los demás sontextos de 29 poetas reunidos que escribieron sobre el movimientoestudiantil. Los seleccionados son: Octavio Paz, Rubén BonifázNuño, Jesús Arellano, Jaime Sabines, Rosario Castellanos, EduardoLizalde, Thelma Nava, Juan Bañuelos, Gabriel Zaid, Isabel Fraire,José Carlos Becerra, José Emilio Pacheco y Carlos Montemayor.Juan Rejano, Máximo Simpon, Oscar Oliva. Thelma Nava, IsabelFraire, José Carlos Becerra, Livio Ramirez, Héctor Manjarrez,Víctor Manuel Toledo, Juan José Olivar, Orlando Guillén, EvodioEscalante, Jaime Reyes, Eduardo Santos, Marco Antonio Santos yDavid Huerta. Varios de ellos han desaparecido del espacioliterario. La mayoría permanecen. Además del poema Memorial deTlatelolco de Rosario Castellanos que ya publicamos en Piedra detoque, compartimos con nuestros desocupados lectores, otro de losmejores de aquella antología y de aquella memoria: “Tlatelolco,68” de Jaime Sabines.
Nadie sabe el número exacto de los muertos, nisiquiera los asesinos, ni siquiera el criminal. (Ciertamente, yallegó a la historia este hombre pequeño por todas partes, incapazde todo menos del rencor.
Tlatelolco será mencionado en los años que vienencomo hoy hablamos de Río Blanco y Cananea, pero esto fue peor,aquí han matado al pueblo; no eran obreros parapetados en lahuelga, eran mujeres y niños, estudiantes, jovencitos de quinceaños, una muchacha que iba al cine, una criatura en el vientre desu madre, todos barridos, certeramente acribillados por la metralladel Orden y Justicia Social.
A los tres días, el ejército era la víctima de losdesalmados, y el pueblo se aprestaba jubiloso a celebrar lasOlimpiadas, que darían gloria a México.
- El crimen está allí, cubierto de hojas de periódicos, contelevisores, con radios, con banderas olímpicas.
El aire denso, inmóvil, el terror, la ignominia. alrededor las voces, el tránsito, la vida. Y el crimen estáallí.
- Habría que lavar no sólo el piso; la memoria. Habría quequitarles los ojos a los que vimos, asesinar también a los deudos,que nadie llore, que no haya más testigos. Pero la sangre echaraíces y crece como un árbol en el tiempo. La sangre en elcemento, en las paredes, en una enredadera: nos salpica, nos mojade vergüenza, de vergüenza, de vergüenza.
La bocas de los muertos nos escupen una perpetuasangre quieta.
- Confiaremos en la mala memoria de la gente, ordenaremos losrestos, perdonaremos a los sobrevivientes, daremos libertad a losencarcelados, seremos generosos, magnánimos y prudentes.
Nos han metido las ideas exóticas como una lavativa,pero instauramos la paz, consolidamos las instituciones; loscomerciantes están con nosotros, los banqueros, los políticosauténticamente mexicanos, los colegios particulares, las personasrespetables. Hemos destruido la conjura, aumentamos nuestro poder:ya no nos caeremos de la cama porque tendremos dulces sueños.
Tenemos Secretarios de Estado capaces de transformarla mierda en esencias aromáticas, diputados y senadoresalquimistas, líderes inefables, chulísimos, un tropel de putosespirituales enarbolando nuestra bandera gallardamente.
Aquí no ha pasado nada. Comienza nuestro reino.
- En las planchas de la Delegación están los cadáveres.Semidesnudos, fríos, agujereados, algunos con el rostro de unmuerto. Afuera, la gente se amontona, se impacienta, espera noencontrar el suyo: “Vaya usted a buscar a otra parte.”
- La juventud es el tema dentro de la Revolución. El gobiernoapadrina a los héroes. El peso mexicano está firme y eldesarrollo del país es ascendente. Siguen las tiras cómicas y losbandidos en la televisión. Hemos demostrado al mundo que somoscapaces, respetuosos, hospitalarios, sensibles (¡Qué Olimpiadamaravillosa!), y ahora vamos a seguir con el “Metro” porque elprogreso no puede detenerse.
Las mujeres, de rosa, los hombres, de azul cielo,desfilan los mexicanos en la unidad gloriosa que constituye lapatria de nuestros sueños.