/ jueves 1 de octubre de 2020

¡Paren el mundo! Ha muerto Quino

Fue el padre de Mafalda, la niña rebelde que analizaba los problemas de la sociedad con ironía y sarcasmo, pero también reflejó la vida cotidiana y la conducta de los seres humanos

Quino por fin pudo bajarse del mundo. Lo hizo a los 88 años en su natal Mendoza, Argentina, donde un accidente cerebrovascular le arrebató la vida. Ahora sólo vive Mafalda, la niña perspicaz y respondona que desde hace más de medio siglo se siente como Noé: rodeada de animales en una civilización que no acaba de ser lo suficientemente humana.

La muerte de Joaquín Salvador Lavado Tejón ha conmovido al planeta entero. No es para menos. Quien se ha ido es el humorista gráfico más importante de la lengua española. El más traducido, el más leído y, posiblemente, el más querido. Todo gracias a la pequeña Mafalda, que odiaba la sopa y amaba a la justicia tanto como a los Beatles.

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Es curioso que Quino se despida justamente cuando el mundo es, en efecto, una sopa nauseabunda. Un virus extraño, ocho nuevos multimillonarios y 50 millones de nuevos pobres son los ingredientes del caldo latinoamericano que jamás probaría Mafalda.

Nacido el 17 de julio de 1932 y criado en una familia humilde de inmigrantes andaluces, Quino siempre fue amante del flamenco, el café sin azúcar y los vinos de La Rioja. Desde muy pequeño, descubrió su talento para dibujar. Fue su tío Joaquín, pintor y diseñador gráfico, quien le enseñó a usar el lápiz. Eso sucedió cuando tenía sólo tres años. Y fue hasta 1945, cuando llegaba a su fin la Segunda Guerra Mundial, que Quino ingresó a la Escuela de Bellas Artes de Mendoza.

UN PEDIDO ESPECIAL

El nacimiento de Mafalda se dio casi dos décadas después de su ingreso a la universidad, cuando a Quino se le ocurrió crear “una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo”.

Pero el origen de este personaje, según contó el caricaturista a la televisión pública argentina, fue por encargo de una agencia que quería hacer publicidad de una marca de electrodomésticos a través de una tira cómica familiar.

La idea nunca se concreto, pero en Quino siempre se quedó la imagen de la chiquilla que se transformó en su más grande creación.

La primera vez que esta pequeña vio la luz fue el 29 de septiembre de 1964 en el semanario Primera Plana, de Buenos Aires. Para marzo de 1965, gracias a la publicación de sus tiras en el periódico El Mundo, Mafalda se convierte en fenómeno internacional.

SU LENGUAJE ERA UNIVERSAL

“La gran enseñanza que nos deja Quino es que es posible hacer tiras cómicas verdaderamente universales, sin necesidad de caer en preferencias políticas ni maniqueísmos partidistas, como sucede ahora en prácticamente todo el gremio de caricaturistas, quienes muchas veces nos dejamos guiar más por el enojo que por la crítica inteligente e independiente”, dice en entrevista Alarcón, caricaturista mexicano con más de 20 años de trayectoria.

Especial

De algún modo, dice Alarcón, la obra de Quino fue entendida por todo el mundo porque se metió con problemas que aquejan a cualquier sociedad, sin importar el nivel de su PIB o su ubicación geográfica. Por eso Mafalda fue la crítica más genuina e inocente de la injusticia, la corrupción, la violencia y la avaricia.

“Quino fue un maestro del dibujo permanente. Hoy vivimos en el chiste del momento, en el meme instantáneo: el presidente hace una declaración y enseguida vamos a dibujarla. ¿Pero qué trascendencia tiene todo el humor que estamos generando? La lección que nos deja Quino es que el humor puede trascender más allá de la risa fácil, aunque estemos criticando problemas actuales. El gran éxito de Quino radica en que su gran creación, Mafalda, tenía las preguntas que nos hacemos todos”, afirma Alarcón.

MAFALDA, HIJA ÚNICA

En el mundo fantástico de Mafalda se hablaba sobre la hipocresía de los políticos, la avaricia de los ricos y la maldad de los criminales. Recordemos a Manolito, el amigo de Mafalda que soñaba con ser Róque Féler. O a Susanita, la jovencita que quería casarse con un millonario y tener una familia. Y por supuesto a Miguelito, el filósofo, y a Felipe, el libertario más rebelde.

“Quino es el mejor historietista que ha dado América Latina. La prueba es que Mafalda no ha envejecido nada. Si acaso su gusto por los Beatles, y ni eso, porque al mundo le siguen encantando”, dice en entrevista el cartonista Trino, colaborador de esta casa editorial. “Creo que todos los que nos dedicamos a la caricatura y las tiras cómicas hemos querido copiar su estilo, tanto técnica como narrativamente”, agrega.

Que Mafalda fuera niña fue fundamental para que la tira cómica fuera traducida a más de 30 idiomas. Incluso el pensador Umberto Eco escribió la introducción de la primera versión italiana de Mafalda. “No hay inteligencia más extraordinaria que la de un niño”, asegura Trino.

Quino vivió sus últimos años con el dolor de haber perdido a Alicia, la mujer con la que estuvo casado desde 1960. La muerte de su esposa fue tan dura que tuvo que dejar la casa de Buenos Aires en la que vivía con ella: los recuerdos son malos consejeros durante la vejez.

“La última vez que vi a Quino estaba devastado por la muerte de su esposa. Entonces me dio curiosidad preguntarle por qué nunca había tenido hijos. Y me respondió algo que nunca olvidaré: ‘Para qué quiero hijos si ya tengo a Mafalda, y a ella no tengo que llevarla a la escuela y además es la que me da de comer’”, recuerda Trino.

A lo largo de su carrera, el dibujante argentino recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y la Medalla de la Orden y las Letras de Francia. En 2012, Mafalda llegó al formato de libro electrónico a través de Kindle e hizo su aparición oficial en Facebook, Twitter y Pinterest.

Los entrevistados coinciden en que el humor del creador de Mafalda fue un coctel de pesimismo, ironía e inteligencia. Incluso a los villanos que retrató —desde políticos hasta empresarios ambiciosos o patrones injustos—los colocó como víctimas de su propia ignorancia.

“Un cartonista puede tener fobias y filias por todos lados, pero debe tener claro que, a la hora de dibujar, esas deben quedarse fuera en la medida de lo posible. Quino nos enseñó que siempre podemos criticar al poder y que los políticos siempre serán políticos, independiente de la bandera que se cuelguen”, concluye Trino.





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Quino por fin pudo bajarse del mundo. Lo hizo a los 88 años en su natal Mendoza, Argentina, donde un accidente cerebrovascular le arrebató la vida. Ahora sólo vive Mafalda, la niña perspicaz y respondona que desde hace más de medio siglo se siente como Noé: rodeada de animales en una civilización que no acaba de ser lo suficientemente humana.

La muerte de Joaquín Salvador Lavado Tejón ha conmovido al planeta entero. No es para menos. Quien se ha ido es el humorista gráfico más importante de la lengua española. El más traducido, el más leído y, posiblemente, el más querido. Todo gracias a la pequeña Mafalda, que odiaba la sopa y amaba a la justicia tanto como a los Beatles.

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Es curioso que Quino se despida justamente cuando el mundo es, en efecto, una sopa nauseabunda. Un virus extraño, ocho nuevos multimillonarios y 50 millones de nuevos pobres son los ingredientes del caldo latinoamericano que jamás probaría Mafalda.

Nacido el 17 de julio de 1932 y criado en una familia humilde de inmigrantes andaluces, Quino siempre fue amante del flamenco, el café sin azúcar y los vinos de La Rioja. Desde muy pequeño, descubrió su talento para dibujar. Fue su tío Joaquín, pintor y diseñador gráfico, quien le enseñó a usar el lápiz. Eso sucedió cuando tenía sólo tres años. Y fue hasta 1945, cuando llegaba a su fin la Segunda Guerra Mundial, que Quino ingresó a la Escuela de Bellas Artes de Mendoza.

UN PEDIDO ESPECIAL

El nacimiento de Mafalda se dio casi dos décadas después de su ingreso a la universidad, cuando a Quino se le ocurrió crear “una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo”.

Pero el origen de este personaje, según contó el caricaturista a la televisión pública argentina, fue por encargo de una agencia que quería hacer publicidad de una marca de electrodomésticos a través de una tira cómica familiar.

La idea nunca se concreto, pero en Quino siempre se quedó la imagen de la chiquilla que se transformó en su más grande creación.

La primera vez que esta pequeña vio la luz fue el 29 de septiembre de 1964 en el semanario Primera Plana, de Buenos Aires. Para marzo de 1965, gracias a la publicación de sus tiras en el periódico El Mundo, Mafalda se convierte en fenómeno internacional.

SU LENGUAJE ERA UNIVERSAL

“La gran enseñanza que nos deja Quino es que es posible hacer tiras cómicas verdaderamente universales, sin necesidad de caer en preferencias políticas ni maniqueísmos partidistas, como sucede ahora en prácticamente todo el gremio de caricaturistas, quienes muchas veces nos dejamos guiar más por el enojo que por la crítica inteligente e independiente”, dice en entrevista Alarcón, caricaturista mexicano con más de 20 años de trayectoria.

Especial

De algún modo, dice Alarcón, la obra de Quino fue entendida por todo el mundo porque se metió con problemas que aquejan a cualquier sociedad, sin importar el nivel de su PIB o su ubicación geográfica. Por eso Mafalda fue la crítica más genuina e inocente de la injusticia, la corrupción, la violencia y la avaricia.

“Quino fue un maestro del dibujo permanente. Hoy vivimos en el chiste del momento, en el meme instantáneo: el presidente hace una declaración y enseguida vamos a dibujarla. ¿Pero qué trascendencia tiene todo el humor que estamos generando? La lección que nos deja Quino es que el humor puede trascender más allá de la risa fácil, aunque estemos criticando problemas actuales. El gran éxito de Quino radica en que su gran creación, Mafalda, tenía las preguntas que nos hacemos todos”, afirma Alarcón.

MAFALDA, HIJA ÚNICA

En el mundo fantástico de Mafalda se hablaba sobre la hipocresía de los políticos, la avaricia de los ricos y la maldad de los criminales. Recordemos a Manolito, el amigo de Mafalda que soñaba con ser Róque Féler. O a Susanita, la jovencita que quería casarse con un millonario y tener una familia. Y por supuesto a Miguelito, el filósofo, y a Felipe, el libertario más rebelde.

“Quino es el mejor historietista que ha dado América Latina. La prueba es que Mafalda no ha envejecido nada. Si acaso su gusto por los Beatles, y ni eso, porque al mundo le siguen encantando”, dice en entrevista el cartonista Trino, colaborador de esta casa editorial. “Creo que todos los que nos dedicamos a la caricatura y las tiras cómicas hemos querido copiar su estilo, tanto técnica como narrativamente”, agrega.

Que Mafalda fuera niña fue fundamental para que la tira cómica fuera traducida a más de 30 idiomas. Incluso el pensador Umberto Eco escribió la introducción de la primera versión italiana de Mafalda. “No hay inteligencia más extraordinaria que la de un niño”, asegura Trino.

Quino vivió sus últimos años con el dolor de haber perdido a Alicia, la mujer con la que estuvo casado desde 1960. La muerte de su esposa fue tan dura que tuvo que dejar la casa de Buenos Aires en la que vivía con ella: los recuerdos son malos consejeros durante la vejez.

“La última vez que vi a Quino estaba devastado por la muerte de su esposa. Entonces me dio curiosidad preguntarle por qué nunca había tenido hijos. Y me respondió algo que nunca olvidaré: ‘Para qué quiero hijos si ya tengo a Mafalda, y a ella no tengo que llevarla a la escuela y además es la que me da de comer’”, recuerda Trino.

A lo largo de su carrera, el dibujante argentino recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y la Medalla de la Orden y las Letras de Francia. En 2012, Mafalda llegó al formato de libro electrónico a través de Kindle e hizo su aparición oficial en Facebook, Twitter y Pinterest.

Los entrevistados coinciden en que el humor del creador de Mafalda fue un coctel de pesimismo, ironía e inteligencia. Incluso a los villanos que retrató —desde políticos hasta empresarios ambiciosos o patrones injustos—los colocó como víctimas de su propia ignorancia.

“Un cartonista puede tener fobias y filias por todos lados, pero debe tener claro que, a la hora de dibujar, esas deben quedarse fuera en la medida de lo posible. Quino nos enseñó que siempre podemos criticar al poder y que los políticos siempre serán políticos, independiente de la bandera que se cuelguen”, concluye Trino.





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