Minutos antes de las 11 horas, no más de diez personas jóvenes hacían fila en la entrada al Museo Tamayo. Fueron los primeros visitantes del recinto tras más de 150 días cerrado, y el ritual ya está bien aprendido: “Pise primero en el tapete, luego en la jerga. Le tomo su temperatura, le ofrezco un poco de gel”, replica la voz tímida de un hombre con cubreboca y careta, es el custodio.
Los espectadores ejecutan cada indicación sin protesta. Y en sala, ahora no sólo deben cuidar de no pisar un objeto que pueda ser obra de arte sino seguir las señales del sentido del recorrido, de la "sana distancia" y de entrada y salida.
El panorama es idéntico en el Museo de Arte Moderno donde se suma la indicación de que cada sala tiene un aforo de 28 personas al mismo tiempo. Para agilizar la afluencia se organizaron recorridos de máximo 45 minutos y los custodios invitan a pasar por el jardín escultórico al aire libre.
Mientras en la SAPS, un espacio pequeño, el trayecto se divide en tres salas en un solo sentido. “Es un momento de redefinir los museos y la interacción de los cuerpos”, consideró Willy Kautz, director de la Sala.
Fue poca afluencia con la que el Museo Tamayo, el de Arte Moderno y la Sala de Arte Público Siqueiros iniciaron ayer actividades tras cinco meses cerrados por la pandemia de Covid-19. Estos son los primeros recintos de la red del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) que reabren con un protocolo sanitario estricto para personal y público, y servirán como observatorio para definir el calendario de reapertura del resto de los espacios culturales.
Si bien se tiene un programa de reactivación para los demás museos, Lucina Jiménez, directora del INBAL, señaló que observarán primero cómo funciona el protocolo sanitario y el resto de la reactivación será por regiones geográficas; es probable que la siguiente zona sea el sur de la Ciudad de México.
Los museos del Centro Histórico, donde están el Museo Nacional de Arte y el Museo del Palacio de Bellas Artes, esperarán más tiempo para recibir público por su características físicas y las condiciones de movilidad de la zona. El caso del Palacio de mármol es especial, dijo, pues reabrirá por etapas debido a su afluencia.
“La reapertura será lo que nos diga el ritmo orgánico, decimos la frase que no es superficial: pausado, gradual y con responsabilidad, entonces decidimos abrir estos museos que tenían las mejores condiciones por sus espacios, son más abiertos, están en medio del bosque. Tenemos definidos cuáles pueden abrir, pero queremos que la apertura sea orgánica; tenemos fechas tentativas, pero queremos observar primero”, refirió Jiménez en una visita en el Museo Tamayo.
Para estos tres museos, añadió, se avecinan transformaciones importantes por estar dentro del proyecto del Bosque de Chapultepec. A partir de un diagnóstico sobre su infraestructura, colección y contenido, realizado desde 2019, se decidió que el Tamayo, el de Arte Moderno y SAPS integrarán un solo trayecto con recintos de otras instituciones dentro del Bosque.
Se harán adecuaciones físicas para trazar una especie de “vereda” que conecte los tres espacios con el resto de edificios históricos, señaló Jiménez. En el caso del Tamayo, por ejemplo, se trabajará en la ampliación de su bodega y en mantenimiento general como las filtraciones de humedad.
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