Tuxtla Gutiérrez. La Fiesta Grande de Chiapa de Corzo se ha llenado de colores desde el 8 de enero, el primer día de fiesta que culminará este 23 de enero, tiempo que en que salen a bailar por las calles las chuntaes, las chiapanecas y los parachicos en honor a sus santos y a su leyenda, la cual les ha dado vida a estas figuras, tan representativas de este municipio a nivel internacional.
Son tres los Santos a los que se les rinde devoción y fiesta, al Señor de Esquipulas, a San Antonio Abad y a San Sebastián Mártir, este último, el santo patrono tanto de los parachicos como el de Chiapa de Corzo.
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Este 20 de enero saldrán los Parachicos en honor a San Sebastián Mártir, pero también, en honor a la leyenda que les dio origen y el motivo de que cada año los chiapacorseños hacen esta fiesta que dura más de 15 días; la leyenda de la llegada de la dama española María de Angulo.
Cuentan los pobladores que el baile de los parachicos surgió porque, en la época de la colonia, una mujer, María de Angulo, buscaba una cura para su hijo enfermo, en su búsqueda, escuchó hablar de un curandero en un lugar llamado Chiapa, el cual visitó con la esperanza de encontrar ahí la cura para su hijo.
La mujer logró encontrar alivio para su vástago, y en agradecimiento, ayudó a la gente de ese lugar, quienes en ese momento padecían una crisis de sequía y hambruna, por lo que repartió canastas de víveres.
Este gesto de gratitud causó alegría entre los habitantes, y hicieron una pequeña fiesta de alegría, bailaron alrededor del niño y, para no asustarlo, se disfrazaron y pintaron como personas de tez clara.
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Se dice que cuando los bailarines recibían los regalos de doña María de Angulo, ella decía "Para el chico", palabras que los indígenas convirtieron en "Parachico".
Fue este hecho que dio origen a la elaboración de la vestimenta actual del parachico, que contiene varios elementos que son portados bajo la ropa común oscura, botas, pantalón negro y una camisa manga larga, que también puede ser de cuadros.
Vestimenta
El primer elemento es la máscara, hecha de madera, que asemeja a los rasgos de los españoles; la montera: hecha de ixtle, sujeta a la máscara y representa los rayos del sol, la luz de la vida, al igual que los cabellos rubios del español; la banda, utilizaba como cinturón o faja; la chalina: que sirve para cubrir una parte del cuerpo (de la cintura hacia los pies) y esta es colorida, bordada con listón brillante; el sarape, utilizado para llamar a la danza a los demás parachicos y a las mismas chiapanecas que los acompañan; los listones, utilizados para amarrar la máscara con la montera, para amarrar el chinchín y colocarlo en el brazo y así no perderlo, se coloca en el cuerpo, en la montera y en el chinchín; y por último, el chinchín, significa la petición de la lluvia a la deidad para la siembra y la fertilidad.
Algunos habitantes han mencionado que también el parachico llevaba consigo una fruta, esta se exhibía y se llevaba en la mano como significado de una buena cosecha, la ofrenda, y el agradecimiento a las deidades agrícolas; pero esto ya no se ha visto mucho en la actualidad.
La danza que se ejecuta no es de cualquier música, es al compás del tambor y la flauta de carrizo, que en la localidad se le conoce como pito, que le da aún más el toque tradicional característico.
Al grupo de danzantes los dirige un patrón, quien porta una máscara con expresión dura, una guitarra y un látigo, que representaba la flagelación de los rayos o truenos y la fertilidad. El patrón toca la flauta acompañado por uno o dos tamborileros, quienes cantan alabanzas. Los parachicos responden con aclamaciones en los altares en honor de los santos.
La danza se transmite y se aprende al mismo tiempo que se ejecuta. Los niños pequeños participan en ella e imitan los movimientos de los adultos, y en la adolescencia son ellos mismos, junto a sus amigos, quienes participan y es como mantienen viva esta tradición emblemática de Chiapa de Corzo
Chiapa de Corzo se encuentra a 15 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado de Chiapas, y es catalogado como pueblo mágico gracias a su importante riqueza cultural, y las tradicionales danzas en honor al Señor de Esquipulas, a San Antonio Abad y a San Sebastián Mártir, en torno a la leyenda de María de Angulo, fueron catalogadas hace 11 años por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Hasta 2018, dos años antes de la pandemia por la covid-19, se tenía registro de la participación de más de siete mil parachicos; Sin embargo, este año, algunos de ellos se resguardaron en sus casas para evitar los contagios, pero muchos de ellos, decidieron salir, pero con medidas sanitarias, especialmente, uso de cubrebocas.
Parte de las medidas que el patrón de lo parachicos anunció para este año fue que la danza, al llegar a las iglesias de cada santo, no se haría al interior sino fuera de cada templo para evitar la aglomeración de personas; por lo que se espera que este 20 de enero, día de San Sebastián Mártir, dancen afuera.