La Sociedad Legal J. Reuben Clark es una organización mundial que se integra de abogados de diversas denominaciones religiosas que apoyan nuestra misión:
“Afirmamos que el derecho se fortalece a través de las convicciones religiosas personales de los abogados. Nos esforzamos a través del servicio público y de la excelencia profesional en promover la rectitud y la virtud fundados en el cumplimiento de la ley”.
Fue creada en el año 1987 con cuatro capítulos, y ha crecido de tal manera que al día de hoy cuenta con aproximado de 13 mil 320 miembros organizados en 278 capítulos, de los cuales 12 se encuentran en las ciudades de Campeche, Mérida, Oaxaca, Puebla, Puebla Tehuacan, Tuxtla Gutiérrez, Ciudad de México, Tijuana, Monterrey, Guadalajara, Puebla y Querétaro, y nuestra gama de capítulos internacionales abarca desde Moscú Rusia a São Paulo Brasil, de Sídney Australia hasta varios capítulos en África, teniendo como sede el Estado de Utah, Estados Unidos.
La Sociedad Legal J. Reuben Clark fue organizada en la premisa de que los valores religiosos y la práctica de éstos deben informar y motivar la profesión legal y su principal objetivo es fomentar la ética y los principios en los profesionistas de la Ley, promover el Servicio Pro Bono y defender la Libertad Religiosa como derecho fundamental de los individuos.
Desde el año 2015 la Sociedad Legal ha tenido gran crecimiento en la República Mexicana, donde abogados y estudiantes de Derecho han sido beneficiados al encontrar en ella un gran Red de profesionales del Derecho, oportunidades de servicio, mentoría a estudiantes de leyes, apoyo profesional de otros Miembros de la Sociedad, educarse en temas que conciernen a la Libertad Religiosa y sobre todo, han encontrado la oportunidad de asociarse y aprender de otros abogados con distintos perfiles legales pero con principios similares, resultantes de sus diversas creencias religiosas.
Todo abogado y estudiante de derecho que cree que su convicción religiosa personal puede y debe hacer una diferencia positiva en cómo la ley sirve a la sociedad, es bienvenido e invitado a unirse.
“Nuestros abogados tienen que ser algo más que defensores exitosos. Tenemos que llevar nuestras convicciones y normas religiosas sagradas a la práctica de la ley. Hacer lo contrario traería una inconsistencia en nuestro carácter. Siempre es necesario que haya una conexión entre tener una implicación en la ley y vivir el Evangelio”.
James E. Faust.
(1920 – 2007)
Con habilidades profesionales y la experiencia basada en una tradición de fe, los miembros de la sociedad legal de todo el mundo están excepcionalmente calificados para verdaderamente enriquecer las comunidades en que vivimos. Cada capítulo dentro de la sociedad legal se anima a participar en algún tipo de servicio. De primordial importancia es el servicio que mejor se proporciona por las personas con formación jurídica. Esto podría incluir servicio a aquellos que, debido a las circunstancias económicas, se les niega justicia, la cual puede ser proporcionada por el acceso a procesos legales. Servicio a nivel de capítulo podría también incluir el trabajo con otras organizaciones sin fines de lucro, servicio a través de asociaciones de abogados locales o alcance a la comunidad que defiende la libertad religiosa, sostiene el estado de derecho y construye la buena voluntad entre los profesionales del derecho.
Armado con formación y conocimientos especiales, abogados tienen lugares de gran responsabilidad y confianza en muchas sociedades alrededor del mundo. Nuestra experiencia y formación jurídica nos proporcionan puntos de vista únicos desde los cuales observamos la vida misma. Estos miradores nos permiten ver cosas que otros pueden no ver, agregar valor a las transacciones, facilitar la solución de controversias, impedir la violación de las leyes, reducir la exposición a la responsabilidad y proporcionar nuevas perspectivas a esfuerzos creativos. También nos puede ayudar a levantar las manos que están caídas, fortalecer las rodillas débiles y proporcionar alivio a aquellos que están sin ayuda o esperanza.
Dice el doctor González Vila que:
El derecho a la libertad de religión es el fundamento, inclusive, de todos los demás derechos humanos y su negación sería como negar la misma libertad que tiene la persona.
“Negar la libertad religiosa no es sólo negar el derecho de una persona a desarrollar sin coacción ciertas actividades en público y en privado en relación con la religión, sino que es negar la cosa misma para la que se niega libertad, esto es, la religión misma.
Ahora bien: es en el solar de la religión donde últimamente radica la exigencia de reconocimiento y la posibilidad de fundamentación de todos los demás derechos humanos. Negar la religión es, pues, negar el soporte último de todos los demás derechos humanos, negar el imperativo moral de respetarlos y las exigencias objetivas pre-jurídico-positivas que este respeto entraña”.
CIERRO CON LA SIGUIENTE DECLARACIÓN:
“Nuestras convicciones doctrinales son diversas. Si bien reconocemos nuestras diferencias teológicas, creo que coincidimos en lo que constatamos de las maldades y los problemas del mundo y de la sociedad en que vivimos, y de nuestra gran responsabilidad y oportunidad de permanecer unidos en defensa de las cualidades de la vida pública y privada que reflejan la virtud y la moralidad, el respeto a todos los hombres y mujeres como hijos de Dios, la necesidad de civismo y cortesía en nuestros tratos, y la preservación de la familia como la unidad básica de la sociedad, que ha sido divinamente ordenada…
“Todos nosotros portamos en el corazón el deseo de ayudar a los pobres, elevar a los afligidos, brindar consuelo, esperanza y ayuda a todos los que pasan por problemas y dolores por cualquier causa.
“Reconocemos la necesidad de sanar las heridas de la sociedad y convertir el pesimismo de nuestra época en optimismo y fe. Debemos darnos cuenta de que no hay necesidad de recriminaciones ni críticas de unos contra otros. Debemos emplear nuestra influencia para aplacar las voces de la discusión acalorada y rencorosa…
“Nuestra fortaleza reside en nuestra libertad de escoger. Incluso en nuestra diversidad hay fortaleza, pero hay mayor fortaleza en el mandato dado por Dios a cada uno de nosotros de trabajar para elevar y bendecir a todos Sus hijos e hijas sin importar su origen étnico, su nacionalidad ni ninguna otra diferencia…
“Ruego que el Señor nos bendiga a fin de que trabajemos unidos para eliminar de nuestro corazón y retirar de nuestra sociedad todos los elementos de odio, la intolerancia, el racismo y otras palabras y acciones que dividen. El comentario insidioso, el agravio racista, los calificativos odiosos, el chisme malicioso, así como el levantamiento de calumnias malévolas y viciosas no deberían hallar lugar entre nosotros.
“Ruego que Dios nos bendiga a todos con la paz que procede de Él. Que nos bendiga con corazones agradecidos y con la voluntad de relacionarnos con respeto los unos por los otros, aunando esfuerzos para bendecir las comunidades en las que tenemos la fortuna de vivir”.
*Participación en el Foro: Libertad Religiosa, Estado Laico y Participación Política