/ miércoles 15 de mayo de 2024

Saluden la Red / Invertir en la salud beneficia el crecimiento económico en México y establece un precedente de un trabajo colaborativo multisectorial

¿Me creerías si te dijera que invertir en la salud es una medida rentable para los gobiernos?.


Veámoslo desde este planteamiento, en México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021, señala que 12 millones 400 mil personas padecen diabetes, una enfermedad crónica degenerativa que puede ocasionar daños irreversibles en la vista, el riñón, la piel y prácticamente en todos los órganos, ya que es una patología de origen metabólico; y si también consideramos que 1 de 4 mujeres (24.9%), y que 1 de cada 5 hombres (18.9) mayor a 20 años tienen pre-diabetes, y que el 84% de las personas que tienen pre-diabetes no lo saben, asimismo que 15.2 millones (18.4%) de personas de más de 20 años viven con hipertensión arterial, aunado a lo anterior, debemos considerar que el 75.2% de los mexicanos padecen sobrepeso y casi una tercera parte sufre de obesidad, enfermedad que se asocia principalmente con la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, pero también con trastornos óseos y musculares y algunos tipos de cáncer, sin dejar a un lado los trastornos mentales, donde el 15.4% de las y los mexicanos padecen depresión y el 19.3% presenta ansiedad severa así como el 31.3% ansiedad leve; es al advertir lo anterior cuando nos damos cuenta que el gasto público en salud de un país se considera una sobrecarga económica para todos los contribuyentes, como así también una “deuda” para el crecimiento y el panorama económico en general. Lo más grave es que a pesar de esas nociones estadísticas, seguimos sin poner nuestro foco de atención en invertir en la salud y mucho menos sumar esfuerzos para generar proyectos que nos permitan impactar en éste tan importante sector; ¿y por qué?, ¿cuál es la razón?, y es que muchos actores importantes que mueven los sectores siguen pensando: “¿Y yo que gano?”, creo la respuesta fue visible en esta pandemia que pasamos, pero desgraciadamente muchos lideres sociales, religiosos, empresarios y políticos siguen sin querer darse cuenta de la realidad en la que vivimos y el impacto que está generando.


Trabajar por la salud es el factor clave para el bienestar de las comunidades, de las familias y de los individuos, así como para la productividad de un país y el principal factor de desarrollo económico internacional, sabiendo esto, debemos asumir que las inversiones en el cuidado de la salud en todos los sectores benefician directamente el crecimiento económico de las naciones. Por lo anterior, abordaremos 3 puntos de análisis que pueden visionar una cultura de colaboratividad no solo entre el sector público y privado, sino del trabajo coordinado multisectorial del sector privado, viéndolo como una oportunidad de crecimiento y potencializador de la productividad de sus mismos sectores.


1. La inversión en salud proporciona igualdad de oportunidades: En las palabras de David Lipton, primer subdirector del Fondo Monetario Internacional, el gasto público en salud y educación es el “gran igualador”; –y es que en México, enfermar y morir es una de las manifestaciones de la desigualdad social en el acceso diferenciado a los servicios de salud– la inversión en salud permitirá establecer un cimiento más sólido y una compensación mutua de las partes a fin de procurar el alcance de sus metas económicas y competitivas.


2. La inversión en salud se manifiesta en productividad:Tal vez la parte mejor investigada y documentada de todo el debate que asocia la salud con la economía se resume en una frase que menciona Trevor Gunn, vicepresidente de relaciones internacionales de Medtronic y profesor adjunto en la facultad de servicio exterior de la Universidad de Georgetown, fundador y presidente de la junta directiva de USA Healthcare Alliance (Alianza Estadounidense para el Cuidado de la Salud): "las poblaciones que gozan de buena salud son poblaciones más productivas (y, a menudo, lo inverso es verdad)".


3. La inversión en el ecosistema de salud beneficia la competitividad de las empresas: La salud pública y la productividad están fuertemente vinculadas por razones obvias: como lo marca las estadísticas del IMSS más de 10 millones de personas trabajadoras afiliadas a esta institución cuentan con alguna condición de salud relacionada a enfermedades crónico-degenerativas, y el costo por ausentismo representó el 3.7% del PIB en 2015, que en gran parte refleja problemas de salud en la población trabajadora en México. Es por ello que lo empleadores deben velar de manara interna por la salud preventiva de sus trabajadores, ya que esto debe ser considerado también como parte de la materia de negocios y la rentabilidad de estos, las personas sanas tienen un mejor desempeño académico y laboral. La buena salud es uno de los principales factores en la reducción del ausentismo, además de generar en las personas una mayor y mejor disposición para la realización de sus actividades. Invertir en el sector salud es invertir en productividad.


Diversos estudios indican claramente que el costo que representa para un país la pérdida en productividad, puede superar –en buena medida– los montos de la inversión en salud requerida para mantener los niveles de desarrollo económico necesarios para alcanzar las metas proyectadas a mediano y largo plazo. En México, la brecha entre las necesidades de la población y la infraestructura del sector salud se ha ido haciendo cada vez más grande; actualmente la inversión en salud en nuestro país está por debajo del promedio de la OECD, y la tendencia es seguir disminuyendo esa inversión, los recursos que se ofrecen en materia de salud pública no son suficientes, y esto está incidiendo de manera directa en la productividad del país, lo que sin duda sumergirá aun más a la población en la pobreza multidimensional hasta llegar a la pobreza extrema. Ante ello, es cuando se vuele prioritario que las empresas, las organizaciones civiles y la sociedad civil en general realicen un buen análisis de los factores que afectan a la productividad, lo que nos permitirá elaborar pronósticos económicos y evaluaciones de desempeño que son clave para el diseño de las estrategias de mercado, ya que es claro que las incapacidades de los trabajadores –o ausentismo– y las enfermedades no transmisibles crónicas y/o degenerativas son cada vez un factor más influyente; esto se ve reflejado en el Producto Interno Bruto (PIB) por hora de trabajo, que es uno de los indicadores de productividad mayormente afectado, para dar un ejemplo del impacto por ausentismo, en 2014 el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cubrió un total de 9,128,694 días subsidiados por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. ¡25,010 años de trabajo! Y esto representa sólo a una tercera parte de la población económicamente activa.

Contribuir a fomentar la economía adecuada en materia de salud para el siglo XXI no es algo opcional para todos los sectores. La dinámica económica a escala mundial y los factores demográficos exigen que todos los líderes clave consideren la salud como una inversión, en lugar de una carga económica. De esa manera comenzarán a considerarla como un sector que necesita ser fomentado con los beneficios sociales críticos que demanda la población, por esta razón, presentando evidencias de los vínculos que unen a estos dos importantes sectores –salud y productividad– y aportando propuestas de acciones para promover la salud enfocadas en el fortalecimiento de estos sectores a través de la innovación, la ciencia y la tecnología y el impulso al talento y al conocimiento especializado, RedSalud internacional busca conformar la mesa interinstitucional e Intersectorial del observatorio de la pobreza farmacéutica donde han sido invitados todos los sectores productivos para implementar un programa colaborativo que nos permita visionar un México mas saludable y mas productivo. Si tu quieres ser parte de estas acciones que sin duda cambiaran el rumbo de nuestra historia, contáctanos en direccion@rsalud.com.mx.

¿Me creerías si te dijera que invertir en la salud es una medida rentable para los gobiernos?.


Veámoslo desde este planteamiento, en México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021, señala que 12 millones 400 mil personas padecen diabetes, una enfermedad crónica degenerativa que puede ocasionar daños irreversibles en la vista, el riñón, la piel y prácticamente en todos los órganos, ya que es una patología de origen metabólico; y si también consideramos que 1 de 4 mujeres (24.9%), y que 1 de cada 5 hombres (18.9) mayor a 20 años tienen pre-diabetes, y que el 84% de las personas que tienen pre-diabetes no lo saben, asimismo que 15.2 millones (18.4%) de personas de más de 20 años viven con hipertensión arterial, aunado a lo anterior, debemos considerar que el 75.2% de los mexicanos padecen sobrepeso y casi una tercera parte sufre de obesidad, enfermedad que se asocia principalmente con la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, pero también con trastornos óseos y musculares y algunos tipos de cáncer, sin dejar a un lado los trastornos mentales, donde el 15.4% de las y los mexicanos padecen depresión y el 19.3% presenta ansiedad severa así como el 31.3% ansiedad leve; es al advertir lo anterior cuando nos damos cuenta que el gasto público en salud de un país se considera una sobrecarga económica para todos los contribuyentes, como así también una “deuda” para el crecimiento y el panorama económico en general. Lo más grave es que a pesar de esas nociones estadísticas, seguimos sin poner nuestro foco de atención en invertir en la salud y mucho menos sumar esfuerzos para generar proyectos que nos permitan impactar en éste tan importante sector; ¿y por qué?, ¿cuál es la razón?, y es que muchos actores importantes que mueven los sectores siguen pensando: “¿Y yo que gano?”, creo la respuesta fue visible en esta pandemia que pasamos, pero desgraciadamente muchos lideres sociales, religiosos, empresarios y políticos siguen sin querer darse cuenta de la realidad en la que vivimos y el impacto que está generando.


Trabajar por la salud es el factor clave para el bienestar de las comunidades, de las familias y de los individuos, así como para la productividad de un país y el principal factor de desarrollo económico internacional, sabiendo esto, debemos asumir que las inversiones en el cuidado de la salud en todos los sectores benefician directamente el crecimiento económico de las naciones. Por lo anterior, abordaremos 3 puntos de análisis que pueden visionar una cultura de colaboratividad no solo entre el sector público y privado, sino del trabajo coordinado multisectorial del sector privado, viéndolo como una oportunidad de crecimiento y potencializador de la productividad de sus mismos sectores.


1. La inversión en salud proporciona igualdad de oportunidades: En las palabras de David Lipton, primer subdirector del Fondo Monetario Internacional, el gasto público en salud y educación es el “gran igualador”; –y es que en México, enfermar y morir es una de las manifestaciones de la desigualdad social en el acceso diferenciado a los servicios de salud– la inversión en salud permitirá establecer un cimiento más sólido y una compensación mutua de las partes a fin de procurar el alcance de sus metas económicas y competitivas.


2. La inversión en salud se manifiesta en productividad:Tal vez la parte mejor investigada y documentada de todo el debate que asocia la salud con la economía se resume en una frase que menciona Trevor Gunn, vicepresidente de relaciones internacionales de Medtronic y profesor adjunto en la facultad de servicio exterior de la Universidad de Georgetown, fundador y presidente de la junta directiva de USA Healthcare Alliance (Alianza Estadounidense para el Cuidado de la Salud): "las poblaciones que gozan de buena salud son poblaciones más productivas (y, a menudo, lo inverso es verdad)".


3. La inversión en el ecosistema de salud beneficia la competitividad de las empresas: La salud pública y la productividad están fuertemente vinculadas por razones obvias: como lo marca las estadísticas del IMSS más de 10 millones de personas trabajadoras afiliadas a esta institución cuentan con alguna condición de salud relacionada a enfermedades crónico-degenerativas, y el costo por ausentismo representó el 3.7% del PIB en 2015, que en gran parte refleja problemas de salud en la población trabajadora en México. Es por ello que lo empleadores deben velar de manara interna por la salud preventiva de sus trabajadores, ya que esto debe ser considerado también como parte de la materia de negocios y la rentabilidad de estos, las personas sanas tienen un mejor desempeño académico y laboral. La buena salud es uno de los principales factores en la reducción del ausentismo, además de generar en las personas una mayor y mejor disposición para la realización de sus actividades. Invertir en el sector salud es invertir en productividad.


Diversos estudios indican claramente que el costo que representa para un país la pérdida en productividad, puede superar –en buena medida– los montos de la inversión en salud requerida para mantener los niveles de desarrollo económico necesarios para alcanzar las metas proyectadas a mediano y largo plazo. En México, la brecha entre las necesidades de la población y la infraestructura del sector salud se ha ido haciendo cada vez más grande; actualmente la inversión en salud en nuestro país está por debajo del promedio de la OECD, y la tendencia es seguir disminuyendo esa inversión, los recursos que se ofrecen en materia de salud pública no son suficientes, y esto está incidiendo de manera directa en la productividad del país, lo que sin duda sumergirá aun más a la población en la pobreza multidimensional hasta llegar a la pobreza extrema. Ante ello, es cuando se vuele prioritario que las empresas, las organizaciones civiles y la sociedad civil en general realicen un buen análisis de los factores que afectan a la productividad, lo que nos permitirá elaborar pronósticos económicos y evaluaciones de desempeño que son clave para el diseño de las estrategias de mercado, ya que es claro que las incapacidades de los trabajadores –o ausentismo– y las enfermedades no transmisibles crónicas y/o degenerativas son cada vez un factor más influyente; esto se ve reflejado en el Producto Interno Bruto (PIB) por hora de trabajo, que es uno de los indicadores de productividad mayormente afectado, para dar un ejemplo del impacto por ausentismo, en 2014 el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cubrió un total de 9,128,694 días subsidiados por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. ¡25,010 años de trabajo! Y esto representa sólo a una tercera parte de la población económicamente activa.

Contribuir a fomentar la economía adecuada en materia de salud para el siglo XXI no es algo opcional para todos los sectores. La dinámica económica a escala mundial y los factores demográficos exigen que todos los líderes clave consideren la salud como una inversión, en lugar de una carga económica. De esa manera comenzarán a considerarla como un sector que necesita ser fomentado con los beneficios sociales críticos que demanda la población, por esta razón, presentando evidencias de los vínculos que unen a estos dos importantes sectores –salud y productividad– y aportando propuestas de acciones para promover la salud enfocadas en el fortalecimiento de estos sectores a través de la innovación, la ciencia y la tecnología y el impulso al talento y al conocimiento especializado, RedSalud internacional busca conformar la mesa interinstitucional e Intersectorial del observatorio de la pobreza farmacéutica donde han sido invitados todos los sectores productivos para implementar un programa colaborativo que nos permita visionar un México mas saludable y mas productivo. Si tu quieres ser parte de estas acciones que sin duda cambiaran el rumbo de nuestra historia, contáctanos en direccion@rsalud.com.mx.

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