/ lunes 12 de febrero de 2024

Salud en la Red | El estrés un enemigo silencioso para la salud y la importancia de buscar formas más positivas y saludables de lidiar con las situaciones difíciles de la vida

Si te mareas con frecuencia, tienes problemas para dormir, te sientes cansado todo el tiempo, tienes dolores de cabeza, presentas enfermedades gastrointestinales, sufres sobrepeso por comer más de lo normal, estás irritable, tienes tensión muscular o te sientes abrumado, puedes estar sufriendo de estrés, el cual a la larga puede deteriorar de forma importante el funcionamiento cotidiano normal de nuestro organismo, afectando su bienestar y calidad de vida.

Cuando hablamos de estrés, estamos empleando un término muy utilizado en el lenguaje cotidiano; por lo tanto, dicho término puede significar cosas diferentes, pero cuando aludimos al estrés desde el ámbito de la salud mental, nos referimos al algo más concreto, a una forma de respuesta de nuestro organismo ante las demandas hechas sobre él, por lo tanto, se convierte en un proceso en el que están implicadas variables fisiológicas que son desencadenadas ante una situación o estímulo, sin olvidar la percepción e interpretación cognitiva que media entre esta situación y nuestra respuesta. Uno de los mecanismos por los que el estrés puede llegar a ser tan nocivo para nosotros es porque provoca un sobre funcionamiento de múltiples sistemas en nuestro organismo, debilitando a la larga funciones tan importantes como el sistema inmune. El estrés es uno de los principales factores de riesgo relacionado con importantes alteraciones físicas en nuestro cuerpo, podemos hablar de la pérdida de cabello, la inflamación de colon o de algunos músculos formando contracturas o hasta llegar a desarrollar enfermedades crónicas no trasmisibles, como padecimientos del corazón, accidentes cerebrovasculares e inclusive cáncer. Algunos estudios afirman que alrededor del 50% de las enfermedades tiene origen emocional; en otras investigaciones aseveran que puede estar por encima del 80%, pues el mismo estrés catalogado como el flagelo del mundo moderno, es responsable de alrededor de medio centenar de patologías; ya dice la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hay salud física, sin salud mental. Es por ello que el cuerpo se manifiesta a través de las enfermedades –signos y síntomas, cada uno de estos es un llamado del cuerpo porque “algo anda mal”, por eso, es fundamental descubrir cuál es el origen psicológico de cada síntoma y signo que presenta nuestro cuerpo diariamente y trabajar, especialmente, las emociones negativas, para alcanzar que nuestra vida sea más sana o saludable.


Los humanos siempre tenemos una carga emocional, actualmente vivimos en un mundo lleno de personas sin manejo correcto de emociones, personas llenas de ira, depresivas, ansiosas, controladoras, perfeccionistas e inconformes con su vida diaria, dependiendo de qué tan grande sea la situación, y no sea correcta y oportunamente atendida, puede agravar el proceso inflamatorio del organismo; claro que el cuerpo está preparado para el estrés, pero no para un estrés crónico, que termina por vulnerar las partes más sensibles del organismo; en definitiva, el estrés hace a nuestro cuerpo mucho más vulnerable a desarrollar trastornos de la salud que nos pueden costar la vida.

Un ejemplo que podemos mencionar es el daño que ocasiona al cerebro la acción de estarse quejando. Lamentarse es una hábito muy común en la vida cotidiana de las personas, por la cantidad de estímulos y estrés diario, sin embargo, si se convierte en un hábito excesivo, puede tener consecuencias negativas en la salud física y mental del cerebro de una persona, ya que aumenta el riesgo de depresión, ansiedad, enfermedades cardíacas, presión arterial alta e incluso trastornos del sueño; en ese sentido, es importante ser consciente de cuánto nos quejamos y buscar formas más positivas y saludables de lidiar con las situaciones difíciles de la vida. Según un estudio realizado por la Universidad de Stanford lamentarse frecuentemente puede cambiar la estructura física del cerebro, lo que le hace más difícil detener la negatividad; cuando más te quejas, tu cerebro libera cortisol, una hormona del estrés que puede dañar el tejido cerebral a largo plazo; además, que también puede tener un impacto negativo en tu capacidad para resolver problemas; cuando te quejas, estás más enfocado en el problema que en la solución, lo que puede hacer que sea más difícil encontrar una respuesta efectiva, lo cual se vuelve un círculo vicioso generando mas estrés, a la vez, normalizando el sentirse abrumado por situaciones estresantes, lo que puede hacer que tu cerebro se sienta agotado y menos capaz de lidiar con el estrés en el futuro, generando mas y vulnerando el organismo.

Teniendo en cuenta los efectos tan perniciosos que tiene la respuesta de estrés sobre nosotros, es de vital importancia que cada uno desarrolle las estrategias más apropiadas para prevenirlo o minimizar al máximo sus consecuencias, hay una gran variedad de estrategias para poder hacerle frente tales como hacer ejercicio, entrenamiento en técnicas de relajación, la atención psicológica para identificar y adquirir herramientas para afrontar las situaciones que nos lo causan, como por ejemplo, el adiestramiento en técnicas de solución de problemas, el entrenamiento en habilidades sociales, en manejo de emociones; estrategias que nos ayudarán a enfrentarnos a las dificultades del día a día de manera menos amenazante para nosotros. También se vuelve importante prestar atención a nuestro entorno, ya sea laboral, escolar o familiar, para conseguir eliminar o aliviar las situaciones potencialmente estresantes más habituales, siempre que dicho cambio esté en nuestras manos.


Una vez que hayamos abordado la atención de nuestra salud mental –el manejo del estrés– afrontando diversas situaciones que presentamos en el día a día –dejándonos de quejar y ocupándonos de las soluciones de manera positiva–, de manera regular nuestro estado fisiológico empezará a recuperarse y a autoregularse. En definitiva, la importancia de buscar formas más positivas y saludables se basa en aprender que las dificultades forman parte del día a día, sin verlas como algo amenazante, sino como oportunidades para poner en práctica nuestras habilidades de afrontamiento.

Comentarios: direccion@rsalud.com.mx

Si te mareas con frecuencia, tienes problemas para dormir, te sientes cansado todo el tiempo, tienes dolores de cabeza, presentas enfermedades gastrointestinales, sufres sobrepeso por comer más de lo normal, estás irritable, tienes tensión muscular o te sientes abrumado, puedes estar sufriendo de estrés, el cual a la larga puede deteriorar de forma importante el funcionamiento cotidiano normal de nuestro organismo, afectando su bienestar y calidad de vida.

Cuando hablamos de estrés, estamos empleando un término muy utilizado en el lenguaje cotidiano; por lo tanto, dicho término puede significar cosas diferentes, pero cuando aludimos al estrés desde el ámbito de la salud mental, nos referimos al algo más concreto, a una forma de respuesta de nuestro organismo ante las demandas hechas sobre él, por lo tanto, se convierte en un proceso en el que están implicadas variables fisiológicas que son desencadenadas ante una situación o estímulo, sin olvidar la percepción e interpretación cognitiva que media entre esta situación y nuestra respuesta. Uno de los mecanismos por los que el estrés puede llegar a ser tan nocivo para nosotros es porque provoca un sobre funcionamiento de múltiples sistemas en nuestro organismo, debilitando a la larga funciones tan importantes como el sistema inmune. El estrés es uno de los principales factores de riesgo relacionado con importantes alteraciones físicas en nuestro cuerpo, podemos hablar de la pérdida de cabello, la inflamación de colon o de algunos músculos formando contracturas o hasta llegar a desarrollar enfermedades crónicas no trasmisibles, como padecimientos del corazón, accidentes cerebrovasculares e inclusive cáncer. Algunos estudios afirman que alrededor del 50% de las enfermedades tiene origen emocional; en otras investigaciones aseveran que puede estar por encima del 80%, pues el mismo estrés catalogado como el flagelo del mundo moderno, es responsable de alrededor de medio centenar de patologías; ya dice la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hay salud física, sin salud mental. Es por ello que el cuerpo se manifiesta a través de las enfermedades –signos y síntomas, cada uno de estos es un llamado del cuerpo porque “algo anda mal”, por eso, es fundamental descubrir cuál es el origen psicológico de cada síntoma y signo que presenta nuestro cuerpo diariamente y trabajar, especialmente, las emociones negativas, para alcanzar que nuestra vida sea más sana o saludable.


Los humanos siempre tenemos una carga emocional, actualmente vivimos en un mundo lleno de personas sin manejo correcto de emociones, personas llenas de ira, depresivas, ansiosas, controladoras, perfeccionistas e inconformes con su vida diaria, dependiendo de qué tan grande sea la situación, y no sea correcta y oportunamente atendida, puede agravar el proceso inflamatorio del organismo; claro que el cuerpo está preparado para el estrés, pero no para un estrés crónico, que termina por vulnerar las partes más sensibles del organismo; en definitiva, el estrés hace a nuestro cuerpo mucho más vulnerable a desarrollar trastornos de la salud que nos pueden costar la vida.

Un ejemplo que podemos mencionar es el daño que ocasiona al cerebro la acción de estarse quejando. Lamentarse es una hábito muy común en la vida cotidiana de las personas, por la cantidad de estímulos y estrés diario, sin embargo, si se convierte en un hábito excesivo, puede tener consecuencias negativas en la salud física y mental del cerebro de una persona, ya que aumenta el riesgo de depresión, ansiedad, enfermedades cardíacas, presión arterial alta e incluso trastornos del sueño; en ese sentido, es importante ser consciente de cuánto nos quejamos y buscar formas más positivas y saludables de lidiar con las situaciones difíciles de la vida. Según un estudio realizado por la Universidad de Stanford lamentarse frecuentemente puede cambiar la estructura física del cerebro, lo que le hace más difícil detener la negatividad; cuando más te quejas, tu cerebro libera cortisol, una hormona del estrés que puede dañar el tejido cerebral a largo plazo; además, que también puede tener un impacto negativo en tu capacidad para resolver problemas; cuando te quejas, estás más enfocado en el problema que en la solución, lo que puede hacer que sea más difícil encontrar una respuesta efectiva, lo cual se vuelve un círculo vicioso generando mas estrés, a la vez, normalizando el sentirse abrumado por situaciones estresantes, lo que puede hacer que tu cerebro se sienta agotado y menos capaz de lidiar con el estrés en el futuro, generando mas y vulnerando el organismo.

Teniendo en cuenta los efectos tan perniciosos que tiene la respuesta de estrés sobre nosotros, es de vital importancia que cada uno desarrolle las estrategias más apropiadas para prevenirlo o minimizar al máximo sus consecuencias, hay una gran variedad de estrategias para poder hacerle frente tales como hacer ejercicio, entrenamiento en técnicas de relajación, la atención psicológica para identificar y adquirir herramientas para afrontar las situaciones que nos lo causan, como por ejemplo, el adiestramiento en técnicas de solución de problemas, el entrenamiento en habilidades sociales, en manejo de emociones; estrategias que nos ayudarán a enfrentarnos a las dificultades del día a día de manera menos amenazante para nosotros. También se vuelve importante prestar atención a nuestro entorno, ya sea laboral, escolar o familiar, para conseguir eliminar o aliviar las situaciones potencialmente estresantes más habituales, siempre que dicho cambio esté en nuestras manos.


Una vez que hayamos abordado la atención de nuestra salud mental –el manejo del estrés– afrontando diversas situaciones que presentamos en el día a día –dejándonos de quejar y ocupándonos de las soluciones de manera positiva–, de manera regular nuestro estado fisiológico empezará a recuperarse y a autoregularse. En definitiva, la importancia de buscar formas más positivas y saludables se basa en aprender que las dificultades forman parte del día a día, sin verlas como algo amenazante, sino como oportunidades para poner en práctica nuestras habilidades de afrontamiento.

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