Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se prevé que para el 2030, la carga de cáncer en América Latina aumente en un 32%, llegando a la cifra de 5 millones de personas diagnosticadas cada año; es por ello, que esta enfermedad es una prioridad y urgencia en la agenda 2030, que se engloba en el tercer objetivo, que busca que los países lleven a cabo estrategias desde sus agendas locales, a través de alianzas entre actores políticos y sociedad civil con el fin de tomar acciones permanentes en la lucha contra el cáncer y permear la conciencia de los tomadores de decisiones a fin que esta enfermedad sea considerada como un tema de atención permanente para garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos y todas las edades; por ello, sus objetivos principales son la generación de conciencia y comunicación entre la sociedad –de todos los sectores y a todos niveles– para el diseño de las políticas públicas de salud, el desarrollo de investigación e innovación, proveer foros, generar mayor inversión en la prevención, detección y tratamientos, además de crear programas en los que se compartan las mejores prácticas médicas y especializadas para el tratamiento del cáncer, considerado como una epidemia global; asegurando con esto una respuesta sustentable y sostenible.
Analizando estos objetivos, recuerdo la frase de una mujer visionaria, empresaria y filántropa austriaco-estadounidense, Evelyn H. Lauder, quien ha sido acreditada como una de las creadoras y divulgadoras del lazo rosa como símbolo de la concientización sobre el cáncer de mama: “Esto es realmente algo que nunca podría hacer una sola persona; tiene que hacerse en grupo”; desde 1992 con el lanzamiento del emblemático Listón Rosa, a través de su marca, lanza la Campaña que ha creado inspiración a diferentes sectores en todo el mundo sobre sensibilizar para prevenir y tratar el cáncer de mama, impulsando la investigación –lo hizo porque notó que era un tema del cual no se hablaba, había mucho silencio de gobierno y la sociedad civil; además los gobiernos no dedicaban dinero a la investigación sobre el tema y morían muchas mujeres por el cáncer de mama; creyó entonces que era importante empezar a hablar del tema y que las mujeres sepan que esto existe y que la forma de curarlo es la detección temprana–; fue tan visionaría que después de 23 años con la creación de esta nueva agenda en el 2015 se pretende cumplir este objetivo tan importante que antes no se visibilizaba como un problema de salud pública y hoy mantiene cifras y tazas tan alarmantes, tales como para considerarla una epidemia mundial. De esta manera se comenzó a hacer campañas para incentivar a que las mujeres se hagan chequeos anuales para, en el caso de detectarlo a tiempo, poder combatirlo correctamente y salvar su vida. Entonces ella creó la Fundación para la Investigación del Cáncer de mama, que ya lleva recaudando millones de dólares y que todos los años distribuye parte de ese dinero a investigadores de todo el mundo; hoy hay muchas organizaciones civiles generando conciencia y sensibilización sobre el tema –no solo en el cáncer de mama de mujeres, hoy también en los hombres que se ha visibilizado como un problema de salud pública creciendo en sus estadísticas, además de otros organismos sumándose a la lucha estratificando tipos y edades–, pero no debemos olvidar que la investigación y la medición de datos epidemiológicos debe ser también una prioridad, porque esta lucha no solo trata de ponernos un listón, vestirnos de un color, iluminar monumentos, porque el cáncer no es un color –sin demeritar el trabajo que esto genera en la concientización a la población–, el cáncer es un problema de salud pública mundial que debe ser medido para buscar su paliación con la creación de asociaciones en un ecosistema de innovación que es esencial para avanzar en la investigación de la detección oportuna, del tratamiento correcto y accesible del cáncer, pero sobre todo el incremento de una cultura en educación de la salud para disminuir los factores de riesgo, pues tan importante es crear conciencia de la enfermedad, como de su prevención, ya que teniendo un origen multifactorial está en nosotros poder alejarnos de los hábitos de riesgo.
Estamos comenzando a darnos cuenta que trabajar juntos es importante, necesitamos continuar la inercia que se ha comenzado y colaborar para cambiar el curso de la historia para las generaciones futuras; de poco sirve la detección, si una vez diagnosticado el paciente, no se encuentra respuesta a la pregunta ¿y ahora qué?, ¿qué es lo que sigue?… porque cuando hablamos de una población sumergida en pobreza farmacéutica y exclusión sanitaria, el cáncer si es una sentencia de muerte –porque aunque la innovación médica ya ha realizado un progreso importante contra el cáncer, y en la actualidad, el índice de supervivencia relativa de cinco años para todos los cánceres ha llegado al 68%, desde el 49% de los años 70, y aunque se espera que a lo largo de la siguiente década, la cantidad de personas que hayan sobrevivido a cinco o más años tras un diagnóstico de cáncer, sigue aumentando; la realidad es que para la supervivencia se requiere acceso a servicios sanitarios correctos, oportunos y accesibles –el tratamiento del cáncer de mama puede ser eficaz, especialmente cuando se detecta a tiempo y por lo general, implica cirugía con o sin radiación y medicamentos; la efectividad del tratamiento depende de someterse al curso completo del tratamiento–, en la actualidad en México, estamos viendo a personas que reciben un tratamiento esporádico o nulo y que viven año tras año con una enfermedad avanzada, con cánceres que se han extendido y a pesar de los avances, los casos y las muertes siguen aumentado a nivel global.
¿Es realista pensar que tendremos un mundo sin el impacto del cáncer?, la Iniciativa Mundial contra el Cáncer de Mama de la OPS/OMS tiene como objetivo reducir la mortalidad mundial por cáncer en un 2,5% por año, evitando así 2,5 millones de muertes prematuras por cáncer de mama entre 2020 y 2040 en mujeres menores de 70 años, esta iniciativa global se basa en el compromiso de largo plazo de los defensores de las personas con cáncer, y ahora está involucrando a socios globales para coordinar esfuerzos para avanzar en el control de este padecimiento en todo el mundo; la respuesta a la pregunta anterior, la podemos obtener recordando la frase de Evelyn H. Lauder, de ahí nace la necesidad de trabajar en equipo y crear alianzas entre personas de distintos ámbitos de la sociedad que compartan responsabilidades, experiencias y recursos para avanzar en la paliación del cáncer, porque ya nos dimos cuenta que trabajar juntos es importante y el comienzo, pero continuar con la inercia que se comienza es esencial, para crear un mundo sin este flagelo, por muy utópico que suene en la actualidad.
Es por ello, que recordando esta gran historia y como comienza el lazo rosa, sin perder de vista su objetivo, en RedSalud Internacional retomamos “VALOR”, porque creemos en un mundo sin cáncer, y continuaremos en la lucha por conseguirlo sumando esfuerzos e invitando a organizaciones de la sociedad civil e instituciones que ese sumen a este programa que es una propuesta de valor.
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