/ lunes 9 de septiembre de 2024

Salud en la Red / Amamos casi todo de los perros, pero las heces animales en las calles esta siendo un riesgo sanitario en México

Existen personas o familias enteras que aman y gustan de la compañía de los animales, los cuidan y los protegen y los consideran parte de su familia; en la actualidad, incluso, han surgido distintas asociaciones sociales –legales o no– encargadas de la protección y de brindar métodos de adopción para mascotas que viven en la calle o que han sido abandonados; pero en medio de la crisis sanitaria que nos toca vivir, con tantos agentes patógenos que causan enfermedades a los humanos transmitidas por vectores, comparto con ustedes algunos datos para reflexionar sobre el impacto de las heces fecales de los animales, que tenemos en casa como mascotas y los que encuentran en situación de calle, y la relación con nuestra vida diaria.


De acuerdo con datos del INEGI, México es uno de los países de América Latina con el mayor número de perros, el cual oscila en los 23 millones de animales –de los cuales el 70% está en situación de calle–; aunque algunos dueños sí son responsables de sus mascotas, otros animales que también pertenecen a alguien, no gozan de la misma suerte; por lo que entre los principales problemas que surgen por una falta de responsabilidad de algunos propietarios es que sacan a sus perros a defecar a la calle y no recogen sus heces; aunado a esto, existe una amplia población de perros callejeros que también depositan sus heces al aire libre, ésta material fecal se queda en las calles, ocasionando problemas ambientales y de salud pública, tanto para las personas como para otros animales. En promedio, un perro genera 600 gramos de desperdicios órganicos y 500 ml de orina al día; un solo gato produce en promedio 60 gramos de materia fecal, y 200 ml de orina al día, si hacemos cuentas en promedio en nuestro país se producen 13,800,000 kilogramos de materia fecal al día, aproximadamente, considerando solo la materia fecal de perros, sin agregar lo producido por gatos, aves, palomas y roedores, inclusive la de seres humanos (UNAM).


El fecalismo al aire libre se ha convertido en un grave problema ambiental –afectando la calidad de los suelos, agua y aire, así como producir gases de efecto invernadero, como el metano, que trae como consecuencia el calentamiento global y el cambio climático–, con fuerte repercusión en la salud de las personas y los animales, generando la transmisión de enfermedades por parasitos, virus y bacterias. Para controlarlo, es importante manejar en forma adecuada los desechos de nuestras mascotas y brindar información a quienes ignoran sus consecuencias sobre la salud humana, especialmente la de los niños, que son los principales promotores en casa para adquirir un perro.


Sobre la base de lo anterior, un perro o un gato sin un cuidado médico adecuado y vigente puede transmitir, a través de sus heces y orina, enfermedades que llegan a ser letales tanto en humanos, como en otros animales domésticos y silvestres; a estas enfermedades se les conoce como zoonosis, una enfermedad infecciosa que ha pasado de un animal a humanos, ¿recuerda alguna?, les doy unos ejemplos dengue, influenza aviar, brucelosis, Covid y Viruela Mpox entre otros. Dar un buen manejo de la materia fecal no es sólo cuestión de limpieza y educación, sino también de salud, pocos saben la enorme cantidad de enfermedades que se transmiten a los humanos a través de las materia fecal de perros abandonados en parques y calles, por eso, es fundamental que todos los dueños de las mascotas estén concienciados de que recoger el excremento es vital.

Lo que muchos dueños de mascotas dejan de advertir es que la materia fecal que se deja en las calles se seca y por efecto del sol y el ambiente se transforma en polvo, contribuyendo a la polución del aire, del manto acuífero subterráneo, de depósitos de agua, de lugares de esparcimiento y, además, de diversos alimentos elaborados en la vía pública; entonces podemos decir, sin sonar grotescos que, en México respiramos, comemos y caminamos sobre materia fecal todos los días, tanto humanos como animales y aunque las heces fecales de los perros no parezcan tan mortíferas, éstas son transmisoras de una serie de enfermedades zoonóticas mayormente de tipo parasitarias, producidas por quistes, huevos o larvas de protozoarios (organismos unicelulares) y gusanos, estos parásitos penetran a nuestro organismo por ingestión de los huevos debido a la manipulación de objetos que han estado en contacto con el excremento –una de las fuentes de contacto permanente son nuestros calzados, ya que al caminar van acumulando las partículas de las heces fecales que se encuentran esparcidas en las calles sin darnos cuenta que estamos llevando a nuestros hogares estas partículas peligrosas–, así que nadie se libra, hasta los perros con dueños, aunque hayan sido desparasitados, cuando sus dueños los sacan a la calle, pueden oler o lamer donde previamente se depositó la material fecal y así pueden adquirir microorganismos patógenos, sin dejar a un lado, que los animales se lamen el ano y allí hay parásitos –por ello, las personas no deben besar a los perros ni deben ser lamidos por estos–. Asi mismo, tenemos también que mencionar, para los que no saben como se comportan los microorganismos, sobre todo los parásitos; las enfermedades que ellos provocan se transmiten mucho más fácilmente de lo que pensamos, “los huevos de parásitos flotan en el medio ambiente y pueden ser absorbidas por una persona al respirar, también permanecen mucho tiempo en las superficies, sobre todo en la hierba, o en la arena de parques infantiles, playas…”, con el consiguiente riesgo que esto tiene, sobre todo, para los niños o personas inmunodeprimidas, que pueden tocar pequeños restos sin querer.


Sin querer hacer alarmante esta columna pero si lograr hacer conciencia del mundo que estamos dejando a nuestros hijos, ya que lamentablemente vemos con mucha tristeza la falta de consciencia de quienes adquieren una mascota, sin responsabilidad alguna de los cuidados que conlleva llevar un ser vivo -y no un juguete- a casa; mencionaré una corta lista de algunas enfermedades que generan las heces fecales, que pueden ir de lo menos, como una Conjuntivitis, que es la inflamación de la conjuntiva –esto provoca comezón, lagrimeo, ganglios inflamados, etcétera–; la Salmonelosis (enfermedad de origen bacteriano) que provoca escalofrío, dolor de cabeza diarreas, etc.; la Giardia (parasitaria) que provoca problemas gastrointestinales severos: diarreas crónicas, colitis crónicas tanto en los perros como en los humanos; y si vamos elevando el riesgo; otro ejemplo es la Leptospirosis (bacteriana) que ocasiona tos seca, fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, náuseas, vómitos y diarrea y ya si no se recibe tratamiento adecuado y oportuno, puede ocasionar daño renal; el Toxoplasmosis (parasitaria) puede provocar problemas en el globo ocular y también aborto en madres gestantes o retardo mental en el bebé; hasta Toxocariosis (parasitaria) fiebre, anorexia, hepatoesplenomegalia, exantema, neumonitis, asma o ataca el globo ocular generando alteraciones visuales; Dirofilariasis (parasitaria), esta enfermedad también se transmite por la picadura del mosquito, las larvas pueden encapsularse en el tejido pulmonar infartado y producir nódulos pulmonares, en los ojos, el encéfalo y/o los testículos; sin dejar de mencionar la Ancylostomiasis (parasitaria), éste parásito también tiene la capacidad de penetrar en la piel y le gustan los suelos arenosos, está en parques en los que existen areneros e incluso en las playas, –ahora la gente va mucho a la playa con sus perros, la mayoría de los hoteles se han vuelto amigables a los animales de compañía, pero no se recogen adecuadamente la materia fecal, la gente anda descalza ahí y si no se recogen las heces van a empezar a presentarse muchos cuadros de ancylostomosis en humanos a causa de la presencia de materia fecal de perro en suelos arenosos–; pero aún hay otras enfermedades, casi imposibles de pronunciar, que pueden provocar los parásitos desde los excrementos de los canes en los que habitan: estrongiloidosis, dipylidiosis y equinococosis, todas ellas igualmente peligrosas.


¡Tomemos conciencia!


Este es un problema que entre todos podemos controlar. Debemos manejar en forma adecuada los desechos de nuestras mascotas y proporcionar información a quienes ignoran la gravedad de no hacerlo. La sociedad debe insistir en la necesidad de recoger las heces de las mascotas de la vía pública, y presionar para generar programas de verdadero control animal, sobre todo de aquellos en situación de calle dado el peligro que significa el fecalismo al aire libre para la salud humana. Erradicar la contaminación por heces en las calles es responsabilidad de todos. Pequeñas acciones hacen grandes cambios y son un gran paso para lograr «Una sola salud» que es un enfoque integral y unificador cuyo objetivo es equilibrar y optimizar la salud de las personas, los animales y los ecosistemas, utilizando los vínculos estrechos e interdependientes que existen entre estos campos para establecer nuevos métodos de vigilancia y control de enfermedades. Solo así lograremos vivir en armonía en los ecosistemas que habitamos.

En esta columna quiero dar las gracias a la editorial Caballo de Batalla y al escritor J.F. Dominguez por contribuir una vez mas con RedSalud Internacional en escribir y editar un cuento para niños, niñas, adolescentes y porque no también para adultos con el fin de que pueda servir como un material didáctico para sensibilizar y concientizar en este tema tan importante, siendo una vez mas la contribución de su gran trabajo que realiza continuamente, la lectura con causa.

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