/ lunes 26 de agosto de 2024

El riesgo de Eliminación de la carrera judicial / Janet Margarita Mijangos Cruz

Eliminación de la carrera judicial. El riesgo deEliminación de la carrera judicial. El riesgo de retroceder

Janet Margarita Mijangos Cruz, Jueza de Distrito del Juzgado Primero de Distrito de Procesos Penales Federales y de Amparo en Materia Penal en Chiapas

En un contexto donde las reformas judiciales están en el centro del debate público, la propuesta de eliminar la carrera judicial requiere una profunda reflexión. Juzgar es una labor compleja que requiere revisar hechos, aplicar la ley adecuadamente y garantizar el respeto a los derechos y el bienestar general. La carrera judicial proporciona un camino claro para convertirse en una persona juzgadora, basado en méritos y formación especializada, cultivando habilidades como la empatía y la ética.

Habilidades que se van adquiriendo con actualización constante, con experiencia en la participación de diligencias en presencia de las partes y la redacción de acuerdos y sentencias. Aunque cualquier persona egresada de la universidad puede desarrollar las aptitudes necesarias para convertirse en juzgadora, este proceso requiere tiempo y experiencia. Pensar que una persona puede ser juzgadora sin la experiencia adecuada es subestimar la complejidad y la seriedad de los problemas de la sociedad; es pasar por alto que los casos que se presentan en los juzgados y tribunales tocan aspectos esenciales en la vida, como la libertad, la subsistencia, la familia, la propiedad e incluso el desarrollo personal.

La carrera judicial es un proceso riguroso que asegura que los jueces estén listos no solo en aspectos legales, sino también en ofrecer justicia. Además, ha sido clave en la protección de los grupos más vulnerables. Por ejemplo, gracias a la formación en perspectiva de género, los jueces federales han emitido sentencias que protegen mejor a las mujeres, dictando medidas cautelares para las víctimas de violencia doméstica. Sin esta formación, estas mujeres enfrentarían un sistema menos sensible a sus necesidades.

Asimismo, la carrera judicial ha permitido que las personas juzgadoras se especialicen en derechos indígenas, resultando en decisiones más justas para las comunidades. Un ejemplo es la concesión de una suspensión definitiva dictada por un juez federal para el reconocimiento de la comunidad apache como pueblo originario. Sin esta formación, estas comunidades podrían enfrentar un sistema judicial menos favorable a sus derechos y tradiciones.

La carrera judicial también ha garantizado justicia para las personas en situación de pobreza. Jueces federales han emitido sentencias que protegen a los más vulnerables, ordenando su incorporación a programas sociales y garantizando su acceso a un mínimo vital. Sin la carrera judicial, estas personas podrían enfrentarse a un sistema legal que no esté diseñado para protegerlos. La Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados desde 2011 recomendó plenamente establecer la carrera judicial en México tanto a nivel federal como estatal, con criterios objetivos de admisión, ascenso y remoción. Eliminar la carrera judicial podría poner en peligro la calidad de las decisiones judiciales y la defensa de los derechos humanos en el país. Un Poder Judicial sin una carrera judicial sólida podría convertirse en un sistema donde los intereses políticos o económicos pesen más que la justicia.

La buena gobernanza debe basarse en derechos humanos, democracia, acceso a la justicia y Estado de derecho, que incluya un sistema judicial imparcial y receptivo. Reforzar la carrera judicial en lugar de eliminarla es apoyar un México más equitativo, es apostar por fortalecer la calidad de la justicia. Cuando un Estado no asegura la aplicación de ley ni garantiza la justicia ningún derecho puede exgirse ni disfrutarse.


Janet Margarita Mijangos Cruz

Jueza de Distrito del Juzgado Primero de Distrito

de Procesos Penales Federales y de Amparo en Materia Penal en Chiapas


En un contexto donde las reformas judiciales están en el centro del debate público, la propuesta de eliminar la carrera judicial requiere una profunda reflexión. Juzgar es una labor compleja que requiere revisar hechos, aplicar la ley adecuadamente y garantizar el respeto a los derechos y el bienestar general. La carrera judicial proporciona un camino claro para convertirse en una persona juzgadora, basado en méritos y formación especializada, cultivando habilidades como la empatía y la ética.

Habilidades que se van adquiriendo con actualización constante, con experiencia en la participación de diligencias en presencia de las partes y la redacción de acuerdos y sentencias. Aunque cualquier persona egresada de la universidad puede desarrollar las aptitudes necesarias para convertirse en juzgadora, este proceso requiere tiempo y experiencia. Pensar que una persona puede ser juzgadora sin la experiencia adecuada es subestimar la complejidad y la seriedad de los problemas de la sociedad; es pasar por alto que los casos que se presentan en los juzgados y tribunales tocan aspectos esenciales en la vida, como la libertad, la subsistencia, la familia, la propiedad e incluso el desarrollo personal.

La carrera judicial es un proceso riguroso que asegura que los jueces estén listos no solo en aspectos legales, sino también en ofrecer justicia. Además, ha sido clave en la protección de los grupos más vulnerables. Por ejemplo, gracias a la formación en perspectiva de género, los jueces federales han emitido sentencias que protegen mejor a las mujeres, dictando medidas cautelares para las víctimas de violencia doméstica. Sin esta formación, estas mujeres enfrentarían un sistema menos sensible a sus necesidades.

Asimismo, la carrera judicial ha permitido que las personas juzgadoras se especialicen en derechos indígenas, resultando en decisiones más justas para las comunidades. Un ejemplo es la concesión de una suspensión definitiva dictada por un juez federal para el reconocimiento de la comunidad apache como pueblo originario. Sin esta formación, estas comunidades podrían enfrentar un sistema judicial menos favorable a sus derechos y tradiciones.

La carrera judicial también ha garantizado justicia para las personas en situación de pobreza. Jueces federales han emitido sentencias que protegen a los más vulnerables, ordenando su incorporación a programas sociales y garantizando su acceso a un mínimo vital. Sin la carrera judicial, estas personas podrían enfrentarse a un sistema legal que no esté diseñado para protegerlos. La Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados desde 2011 recomendó plenamente establecer la carrera judicial en México tanto a nivel federal como estatal, con criterios objetivos de admisión, ascenso y remoción. Eliminar la carrera judicial podría poner en peligro la calidad de las decisiones judiciales y la defensa de los derechos humanos en el país. Un Poder Judicial sin una carrera judicial sólida podría convertirse en un sistema donde los intereses políticos o económicos pesen más que la justicia.

La buena gobernanza debe basarse en derechos humanos, democracia, acceso a la justicia y Estado de derecho, que incluya un sistema judicial imparcial y receptivo. Reforzar la carrera judicial en lugar de eliminarla es apoyar un México más equitativo, es apostar por fortalecer la calidad de la justicia. Cuando un Estado no asegura la aplicación de ley ni garantiza la justicia ningún derecho puede exgirse ni disfrutarse.


Eliminación de la carrera judicial. El riesgo deEliminación de la carrera judicial. El riesgo de retroceder

Janet Margarita Mijangos Cruz, Jueza de Distrito del Juzgado Primero de Distrito de Procesos Penales Federales y de Amparo en Materia Penal en Chiapas

En un contexto donde las reformas judiciales están en el centro del debate público, la propuesta de eliminar la carrera judicial requiere una profunda reflexión. Juzgar es una labor compleja que requiere revisar hechos, aplicar la ley adecuadamente y garantizar el respeto a los derechos y el bienestar general. La carrera judicial proporciona un camino claro para convertirse en una persona juzgadora, basado en méritos y formación especializada, cultivando habilidades como la empatía y la ética.

Habilidades que se van adquiriendo con actualización constante, con experiencia en la participación de diligencias en presencia de las partes y la redacción de acuerdos y sentencias. Aunque cualquier persona egresada de la universidad puede desarrollar las aptitudes necesarias para convertirse en juzgadora, este proceso requiere tiempo y experiencia. Pensar que una persona puede ser juzgadora sin la experiencia adecuada es subestimar la complejidad y la seriedad de los problemas de la sociedad; es pasar por alto que los casos que se presentan en los juzgados y tribunales tocan aspectos esenciales en la vida, como la libertad, la subsistencia, la familia, la propiedad e incluso el desarrollo personal.

La carrera judicial es un proceso riguroso que asegura que los jueces estén listos no solo en aspectos legales, sino también en ofrecer justicia. Además, ha sido clave en la protección de los grupos más vulnerables. Por ejemplo, gracias a la formación en perspectiva de género, los jueces federales han emitido sentencias que protegen mejor a las mujeres, dictando medidas cautelares para las víctimas de violencia doméstica. Sin esta formación, estas mujeres enfrentarían un sistema menos sensible a sus necesidades.

Asimismo, la carrera judicial ha permitido que las personas juzgadoras se especialicen en derechos indígenas, resultando en decisiones más justas para las comunidades. Un ejemplo es la concesión de una suspensión definitiva dictada por un juez federal para el reconocimiento de la comunidad apache como pueblo originario. Sin esta formación, estas comunidades podrían enfrentar un sistema judicial menos favorable a sus derechos y tradiciones.

La carrera judicial también ha garantizado justicia para las personas en situación de pobreza. Jueces federales han emitido sentencias que protegen a los más vulnerables, ordenando su incorporación a programas sociales y garantizando su acceso a un mínimo vital. Sin la carrera judicial, estas personas podrían enfrentarse a un sistema legal que no esté diseñado para protegerlos. La Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados desde 2011 recomendó plenamente establecer la carrera judicial en México tanto a nivel federal como estatal, con criterios objetivos de admisión, ascenso y remoción. Eliminar la carrera judicial podría poner en peligro la calidad de las decisiones judiciales y la defensa de los derechos humanos en el país. Un Poder Judicial sin una carrera judicial sólida podría convertirse en un sistema donde los intereses políticos o económicos pesen más que la justicia.

La buena gobernanza debe basarse en derechos humanos, democracia, acceso a la justicia y Estado de derecho, que incluya un sistema judicial imparcial y receptivo. Reforzar la carrera judicial en lugar de eliminarla es apoyar un México más equitativo, es apostar por fortalecer la calidad de la justicia. Cuando un Estado no asegura la aplicación de ley ni garantiza la justicia ningún derecho puede exgirse ni disfrutarse.


Janet Margarita Mijangos Cruz

Jueza de Distrito del Juzgado Primero de Distrito

de Procesos Penales Federales y de Amparo en Materia Penal en Chiapas


En un contexto donde las reformas judiciales están en el centro del debate público, la propuesta de eliminar la carrera judicial requiere una profunda reflexión. Juzgar es una labor compleja que requiere revisar hechos, aplicar la ley adecuadamente y garantizar el respeto a los derechos y el bienestar general. La carrera judicial proporciona un camino claro para convertirse en una persona juzgadora, basado en méritos y formación especializada, cultivando habilidades como la empatía y la ética.

Habilidades que se van adquiriendo con actualización constante, con experiencia en la participación de diligencias en presencia de las partes y la redacción de acuerdos y sentencias. Aunque cualquier persona egresada de la universidad puede desarrollar las aptitudes necesarias para convertirse en juzgadora, este proceso requiere tiempo y experiencia. Pensar que una persona puede ser juzgadora sin la experiencia adecuada es subestimar la complejidad y la seriedad de los problemas de la sociedad; es pasar por alto que los casos que se presentan en los juzgados y tribunales tocan aspectos esenciales en la vida, como la libertad, la subsistencia, la familia, la propiedad e incluso el desarrollo personal.

La carrera judicial es un proceso riguroso que asegura que los jueces estén listos no solo en aspectos legales, sino también en ofrecer justicia. Además, ha sido clave en la protección de los grupos más vulnerables. Por ejemplo, gracias a la formación en perspectiva de género, los jueces federales han emitido sentencias que protegen mejor a las mujeres, dictando medidas cautelares para las víctimas de violencia doméstica. Sin esta formación, estas mujeres enfrentarían un sistema menos sensible a sus necesidades.

Asimismo, la carrera judicial ha permitido que las personas juzgadoras se especialicen en derechos indígenas, resultando en decisiones más justas para las comunidades. Un ejemplo es la concesión de una suspensión definitiva dictada por un juez federal para el reconocimiento de la comunidad apache como pueblo originario. Sin esta formación, estas comunidades podrían enfrentar un sistema judicial menos favorable a sus derechos y tradiciones.

La carrera judicial también ha garantizado justicia para las personas en situación de pobreza. Jueces federales han emitido sentencias que protegen a los más vulnerables, ordenando su incorporación a programas sociales y garantizando su acceso a un mínimo vital. Sin la carrera judicial, estas personas podrían enfrentarse a un sistema legal que no esté diseñado para protegerlos. La Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados desde 2011 recomendó plenamente establecer la carrera judicial en México tanto a nivel federal como estatal, con criterios objetivos de admisión, ascenso y remoción. Eliminar la carrera judicial podría poner en peligro la calidad de las decisiones judiciales y la defensa de los derechos humanos en el país. Un Poder Judicial sin una carrera judicial sólida podría convertirse en un sistema donde los intereses políticos o económicos pesen más que la justicia.

La buena gobernanza debe basarse en derechos humanos, democracia, acceso a la justicia y Estado de derecho, que incluya un sistema judicial imparcial y receptivo. Reforzar la carrera judicial en lugar de eliminarla es apoyar un México más equitativo, es apostar por fortalecer la calidad de la justicia. Cuando un Estado no asegura la aplicación de ley ni garantiza la justicia ningún derecho puede exgirse ni disfrutarse.