/ miércoles 6 de marzo de 2019

Diván del Duque


Desde que viste Roma te sientes parte de la familia

Querido Duque:

Tengo una comadre que se burla de todos los que la llaman “nueva rica” porque su marido se hizo millonario en dólares en menos de un sexenio, y para devolver el golpe, según ella, se refiere a ellos como “nuevos pobres”. La verdad es que con o sin dinero, ella sigue siendo una fulana muy vulgar, con decirte que el otro día hizo una comida en un rancho que tiene por Coita, y a todos los que quisieron escucharla, les dijo que el aderezo de zafiros y brillantes que usaba ese día, le había costado más de un millón de pesos ¿te imaginas?, ¿brillantes y zafiros para una comida campestre? La verdad es que me enoja su “esnobismo”.

Tita, Tuxtla Gutiérrez

Querida Tita:

Yo creo que lo que te enoja es que tu amiga sea una “nueva rica” y tú sigas siendo la misma pobre de siempre.


Hola Duque:

Tengo 20 años de edad y nunca he tenido sexo. A mis hermanas, a mis amigas y a los muchachos que han sido mis novios, les he dicho que sigo virgen porque así quiero llegar al matrimonio, pero la verdad es que me dan pánico las relaciones sexuales, les tengo un miedo inexplicable. De hecho, he visto fotos de penes y me producen una sensación terrible de repugnancia, te juro que no despiertan en mí el menor placer visual. Te aclaro que tampoco soy lesbiana ¿eh? En fin, tal vez si me espero a mi noche de bodas, las cosas se me clarifiquen, porque de hecho sí me interesa casarme y formar una familia.

Ana Lucía, Tuxtla Gutiérrez


Querida Ana Lucía:

Aunque el no haber tenido relaciones sexuales te sirve para disfrazar tu postura fóbica ante el sexo, un miedo como el tuyo es una patología que se no se arregla con el matrimonio, al contrario, podría empeorar. Te sugiero que te pongas en manos de un especialista, de un psicólogo o de un psiquiatra, pero te anticipo que en ese ámbito todavía no puede decirse que exista una cura para tal o cual dolencia. Tal vez tengas que acostumbrarte a vivir con tu pánico al sexo, aunque no te acuerdes de que fue lo que te lo provocó.


Querido Duque:

Tengo 40 años de edad y me siento frustrada en la vida. Mi marido me tiene convertida en una criada, me la paso cuidando hijos, arreglando la casa y cocinando. Jamás me da dinero para mí, para mis gastos personales, ni me saca a ningún lado, ni siquiera al cine o a bailar. Esta situación me hizo caer en la tentación de salir con el hermano de una vecina, con el que ya tengo relaciones sexuales y que me propuso que me vaya a vivir con él, pero sin hijos. La verdad es que yo quiero mucho a mis niños, pero también pienso que la vida se vive sólo una vez y que ya es hora de que mi marido sienta que la responsabilidad de tener un hijo no se limita a pagar su manutención. En pocas palabras te quiero decir que estoy a punto de abandonar a mi esposo y a mis hijos para ir en busca de una vida mejor. No se trata de seguir a mi amante sino de sacudirme a la mujer fracasada en la que me he convertido.

Sol, Tuxtla Gutiérrez

Querida Sol:

Se me hace extraño el poco apego que dices sentir por tus hijos, pues lo normal en una mujer es sacrificar cualquier cosa con tal de que ellos no sufran. Sin embargo, entiendo que tampoco podrán ser felices si tú no lo eres y además de estar amargada, te amargas cada día más. Creo que en un caso como el tuyo la razón ya no puede ser un impedimento, debes seguir los impulsos de tu pasión y atenerte a las consecuencias, aunque corres el riesgo de provocar el resentimiento de tus hijos para el resto de tu vida.


Duque:

Desde que estudiaba la primaria me hice amigo de un compañero de escuela, que se convirtió en mi confidente y en la persona más allegada a mí. La verdad es que siento por él un cariño más que fraternal porque siento que le intereso y que me quiere más que mi propio hermano, pero hace como seis meses me salió con el destape de que es gay y que siempre lo ha sido, pero que a mí no me ve con ojos de lujuria sino de sincera amistad, lo cual sí le creo porque eso se siente. No obstante, somos tan amigos que me presentó a su pareja, que es un tipo de lo más corriente, casi un albañil, que le pega y que lo obliga a tener sexo sin condón porque el muy cochino dice que se siente más rico. Yo creo que mi amigo está muy mal, pero no por el hecho de ser gay, que conste.

Beto, Tuxtla Gutiérrez

Querido Beto:

Me da gusto que tengas el criterio suficiente para tomar un hecho natural como la homosexualidad de tu amigo, tal cual es, sin escandalizarte ni mandar al diablo una relación fraternal tan larga y, al parecer, sincera. En realidad las preferencias sexuales de las personas, al no ser voluntarias, no pueden juzgarse ni recriminarse, pero lo que me dices respecto a la degradación a la que se somete tu amigo me hace pensar en que está tratando de pagar una culpa que siente muy dentro. Si puedes hablar directamente con él, hazlo con mucho tacto, y aconséjale que consulte a un sexólogo, aunque, como le decía a Ana Lucía, los traumas y los complejos sexuales muy difícilmente se quitan.



Desde que viste Roma te sientes parte de la familia

Querido Duque:

Tengo una comadre que se burla de todos los que la llaman “nueva rica” porque su marido se hizo millonario en dólares en menos de un sexenio, y para devolver el golpe, según ella, se refiere a ellos como “nuevos pobres”. La verdad es que con o sin dinero, ella sigue siendo una fulana muy vulgar, con decirte que el otro día hizo una comida en un rancho que tiene por Coita, y a todos los que quisieron escucharla, les dijo que el aderezo de zafiros y brillantes que usaba ese día, le había costado más de un millón de pesos ¿te imaginas?, ¿brillantes y zafiros para una comida campestre? La verdad es que me enoja su “esnobismo”.

Tita, Tuxtla Gutiérrez

Querida Tita:

Yo creo que lo que te enoja es que tu amiga sea una “nueva rica” y tú sigas siendo la misma pobre de siempre.


Hola Duque:

Tengo 20 años de edad y nunca he tenido sexo. A mis hermanas, a mis amigas y a los muchachos que han sido mis novios, les he dicho que sigo virgen porque así quiero llegar al matrimonio, pero la verdad es que me dan pánico las relaciones sexuales, les tengo un miedo inexplicable. De hecho, he visto fotos de penes y me producen una sensación terrible de repugnancia, te juro que no despiertan en mí el menor placer visual. Te aclaro que tampoco soy lesbiana ¿eh? En fin, tal vez si me espero a mi noche de bodas, las cosas se me clarifiquen, porque de hecho sí me interesa casarme y formar una familia.

Ana Lucía, Tuxtla Gutiérrez


Querida Ana Lucía:

Aunque el no haber tenido relaciones sexuales te sirve para disfrazar tu postura fóbica ante el sexo, un miedo como el tuyo es una patología que se no se arregla con el matrimonio, al contrario, podría empeorar. Te sugiero que te pongas en manos de un especialista, de un psicólogo o de un psiquiatra, pero te anticipo que en ese ámbito todavía no puede decirse que exista una cura para tal o cual dolencia. Tal vez tengas que acostumbrarte a vivir con tu pánico al sexo, aunque no te acuerdes de que fue lo que te lo provocó.


Querido Duque:

Tengo 40 años de edad y me siento frustrada en la vida. Mi marido me tiene convertida en una criada, me la paso cuidando hijos, arreglando la casa y cocinando. Jamás me da dinero para mí, para mis gastos personales, ni me saca a ningún lado, ni siquiera al cine o a bailar. Esta situación me hizo caer en la tentación de salir con el hermano de una vecina, con el que ya tengo relaciones sexuales y que me propuso que me vaya a vivir con él, pero sin hijos. La verdad es que yo quiero mucho a mis niños, pero también pienso que la vida se vive sólo una vez y que ya es hora de que mi marido sienta que la responsabilidad de tener un hijo no se limita a pagar su manutención. En pocas palabras te quiero decir que estoy a punto de abandonar a mi esposo y a mis hijos para ir en busca de una vida mejor. No se trata de seguir a mi amante sino de sacudirme a la mujer fracasada en la que me he convertido.

Sol, Tuxtla Gutiérrez

Querida Sol:

Se me hace extraño el poco apego que dices sentir por tus hijos, pues lo normal en una mujer es sacrificar cualquier cosa con tal de que ellos no sufran. Sin embargo, entiendo que tampoco podrán ser felices si tú no lo eres y además de estar amargada, te amargas cada día más. Creo que en un caso como el tuyo la razón ya no puede ser un impedimento, debes seguir los impulsos de tu pasión y atenerte a las consecuencias, aunque corres el riesgo de provocar el resentimiento de tus hijos para el resto de tu vida.


Duque:

Desde que estudiaba la primaria me hice amigo de un compañero de escuela, que se convirtió en mi confidente y en la persona más allegada a mí. La verdad es que siento por él un cariño más que fraternal porque siento que le intereso y que me quiere más que mi propio hermano, pero hace como seis meses me salió con el destape de que es gay y que siempre lo ha sido, pero que a mí no me ve con ojos de lujuria sino de sincera amistad, lo cual sí le creo porque eso se siente. No obstante, somos tan amigos que me presentó a su pareja, que es un tipo de lo más corriente, casi un albañil, que le pega y que lo obliga a tener sexo sin condón porque el muy cochino dice que se siente más rico. Yo creo que mi amigo está muy mal, pero no por el hecho de ser gay, que conste.

Beto, Tuxtla Gutiérrez

Querido Beto:

Me da gusto que tengas el criterio suficiente para tomar un hecho natural como la homosexualidad de tu amigo, tal cual es, sin escandalizarte ni mandar al diablo una relación fraternal tan larga y, al parecer, sincera. En realidad las preferencias sexuales de las personas, al no ser voluntarias, no pueden juzgarse ni recriminarse, pero lo que me dices respecto a la degradación a la que se somete tu amigo me hace pensar en que está tratando de pagar una culpa que siente muy dentro. Si puedes hablar directamente con él, hazlo con mucho tacto, y aconséjale que consulte a un sexólogo, aunque, como le decía a Ana Lucía, los traumas y los complejos sexuales muy difícilmente se quitan.