Con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y su plan para rescatar la soberanía energética de México, no han faltado críticas que acusan una falta de interés de su administración por las energías verdes. Como veremos, aunque esas posturas críticas en realidad son infundadas, sí se requiere de redoblar esfuerzos en materia de energías renovables para aprovechar el enorme potencial existente.
En su Proyecto de Nación 2018-2024, AMLO enfatiza que el sector energético en general, será una de las principales palancas del desarrollo nacional, que permitirá reducir la dependencia energética que tenemos con el exterior.
Se construirán dos refinerías, se reactivarán las ya existentes, se impulsará la extracción de gas y se fortalecerá la industria eléctrica. Dentro de esta última, se modernizarán las 60 plantas hidroeléctricas que ya se tienen instaladas. Para ello, el Presidente anunció en diciembre una coinversión mexicano-canadiense para producir hasta el doble de la energía hidroeléctrica que se genera hoy.
Y es que el México que todos queremos, con crecimiento económico vigoroso, generación de más empleos y bien pagados, será también uno con una creciente demanda de energía eléctrica. Para satisfacerla se requiere más producción, pero también que sea eficiente y con menores costos para los consumidores.
En la actualidad, más del 81 por ciento de la generación de energía en el país está dominada por fuentes térmicas, sobre todo petróleo, carbón y gas natural. La fuente hidroeléctrica representa apenas el 10 por ciento, y las energías nuclear y eólica el tres por ciento cada una. Es por ello que allí, en las fuentes limpias, es donde hay que poner el acento, pues su participación sigue siendo muy baja.
La buena noticia es que este tipo de energías tienen el mayor potencial de adiciones a la capacidad de producción del país. De acuerdo con Bloomberg New Energy Finance, hacia 2020 se espera que México experimente un “auge de energía solar”, con más de 10GW agregados a la red, además de 7GW de energía eólica.
No es casual que el diario estadounidense The New York Times, haya publicado tras las elecciones del 1 de julio de 2018, que: “Con las políticas adecuadas, el Presidente electo podría convertir a México en el líder del hemisferio occidental en desarrollo sostenible, una oportunidad que rechazó su vecino del norte cuando abandonó el Acuerdo de París”, sobre cambio climático. Estamos de acuerdo.
El mismo diario destaca el potencial eólico y solar de nuestro país, que es de ocho y 75 veces superior, respectivamente, sobre los niveles de capacidad instalada que se tienen hasta el momento.
Ahora bien, el propio presidente López Obrador ha reconocido que se necesita de la inversión privada, nacional y extranjera, para crecer. Esto en el sector energético, es quizá más válido que en ningún otro.
Recordemos que México tiene el compromiso de reducir sus emisiones en 25 por ciento para 2030 y en 50 por ciento para 2050, así como el de generar 35 por ciento de la electricidad a partir de fuentes renovables en 2024. Estos compromisos, asumidos en la COP21, se encuentran asimismo plasmados en la Ley General de Cambio Climático.
Con las cifras de generación limpia que tenemos hasta hoy y que aquí hemos mencionado, está claro que debemos pisar el acelerador a fondo.
Chiapas es el estado fuente de energía renovable por excelencia, lo que lo convierte en una entidad estratégica hacia el futuro, y donde -con la adecuada atención e inversión-, se pueden alcanzar al mismo tiempo dos objetivos: el de tener un planeta más limpio, y el de abatir la pobreza. No lo perdamos de vista.
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En la actualidad, más del 81 por ciento de la generación de energía en el país está dominada por fuentes térmicas, sobre todo petróleo, carbón y gas natural
El propio presidente López Obrador ha reconocido que se necesita de la inversión privada, nacional y extranjera, para crecer. Esto en el sector energético, es quizá más válido que en ningún otro