En los últimos días dos acontecimientos han sacudido a Chiapas en el tema de seguridad, uno es el horrendo asesinato de una jovencita de tan solo 13 años en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, cuyo asesino terminó ahorcándose. El otro, más reciente, un sujeto asesinó a una persona que se encontraba laborando en las instalaciones de la CFE, en la misma ciudad; una elemento de la policía que se encontraba en el lugar, lo detectó, pero antes de que pudiera actuar, el sujeto sacó un arma de fuego, le disparó a la policía y a dos personas más, todos murieron.
Como es común, todo el mundo culpa al gobierno, al Ejecutivo, principalmente. Y por supuesto que es su responsabilidad, pero, quién se acuerda de los exlegisladores que alegaron que los derechos humanos de los delincuentes eran casi sagrados, aunque atentaran con agravantes contra los derechos humanos de sus víctimas; ¿en dónde queda la sociedad que ya se acostumbró a quedarse callada, indiferente, a no denunciar, a no exigir que los delincuentes sean castigados, a no organizarse?, porque si los buenos somos más no tendríamos que estar sometidos por los menos, pero como no se trata de un concierto gratis de alguna bandita de moda, pues a nadie le importa, nadie participa, y entonces no pasa nada, o peor aún, pasan cosas como estas en nuestras narices.
Y se entiende que hay mucho recelo por los excesos policiales que se daban, bueno que se dan, no nos hagamos, sólo que ya no tan descaradamente, de ahí que se abogara por salvaguardar los derechos humanos de los presuntos delincuentes, que se siguieran protocolos de seguridad, lo cual no es que esté mal per se, el problema es que como nos encanta retorcer las cosas, ahora resulta los delincuentes son los que salen ganando.
Esto quedó ampliamente demostrado, porque el protocolo establece que un policía no puede sacar su arma antes que el delincuente, aunque visiblemente traiga un arma; si aún no la usa no se puede actuar. En un video difundido en redes sociales se puede ver cómo la policía siguió todos los protocolos, y le costó la vida, a ella, y a otros dos.
Por otro lado, me pregunto qué hace una niña de 13 años vendiendo frituras en la calle, una calle que la llevó al domicilio de un monstruo, un ser repulsivo y despreciable que cobardemente decidió matarla y luego suicidarse. ¿Qué hacía sola? ¿Sus familiares dónde estaban? Una vez más, el Gobierno tiene su parte de culpa, pero nosotros también, porque hacemos como que no vemos a todos los niños que andan deambulando por la calle, porque hay padres que no deberían serlo y dejan a los niños a su suerte, porque ya no hay vigilancia en la familia, ya no se inculcan valores ni responsabilidad.
Si seguimos así los únicos que están ganando son los delincuentes. Mientras como sociedad nos limitemos a echarle toda la culpa al gobierno o a vociferar sin hacer absolutamente nada, somos casi tan culpables, porque deberíamos exigir, porque deberíamos reunirnos para hacer estrategias, no hay forma en que haya un policía detrás de cada ciudadano, pero sí hay forma de que los ciudadanos nos organicemos y pongamos orden en lo que nos toca, en ser cero tolerantes en nuestra calle, nuestra cuadra, nuestra colonia, en no parar de exigir.
Si todos actuáramos y levantáramos la voz, otra cosa sería, créalo, pero es más cómodo decir que el otro tiene la culpa, o erigirse en las redes sociales como el más grande detractor del gobierno, como la voz que señala culpables. ¿Y eso de qué sirve? Porque no mejor toda esa decisión, esa sapiencia, esos ánimos, esos bríos, los ocupamos en ayudar, en organizar a los vecinos, a la colonia, en ser parte activa de la solución, exigir, hacer que las cosas sucedan, y entonces sí tendrían calidad moral para opinar.
La delincuencia organizada, sí está organizada, y los gobiernos rebasados, pero ni juntando a todos los delincuentes y a todos los políticos son más que nosotros, los ciudadanos de bien, trabajadores, emprendedores. ¿Entonces?, ¿por qué somos nosotros los que siempre perdemos? Algo estamos haciendo mal o no estamos haciendo, y ya va siendo hora de que lo cambiemos, antes de que realmente sea demasiado tarde, ¿no cree? Comentarios a Ronay.mx@gmail.com